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Mucho revuelo causó en el ámbito político la reaparición de Elba Esther Gordillo en la vida pública. El retorno arrancó algunos aplausos de sus incondicionales presentes y sectores del magisterio, pero su verdadero efecto devastador se dejó sentir más allá del epicentro, sus ondas de reclamos y veladas amenzas alcanzaron a los primeros círculos de la política nacional al mismo tiempo que cimbraron los cimientos del SNTE, en especial la silla que ocupa Juan Díaz de la Torre, investido hoy con el traje de la traición a los maestros.

¡Qué poca vergüenza!, fue la expresión dominante en las redes sociales y es la verdad. Si la soltaron aun siendo responsable de los cargos que le imputaron ¡qué vergüenza! Y si, por el contrario, la encerraron políticamente solo por oponerse al caprichoso proyecto del presidente con su nueva reforma educativa, también, ¡qué vergüenza! Al final, no importó la forma, pues el Estado quedó sumido en extrema vergüenza.

El destino de la “maestra” está trazado. Esteban Moctezuma, futuro secretario de Educación Pública, pintó su raya y advirtió: “En el nuevo proyecto educativo, Elba no entra”; su campo de acción es el sindicato de maestros, donde tiene muchas cuentas qué ajustar y cabezas qué cortar. La maestra no está sola, conserva un buen número de influyentes dirigentes sindicales y ex secretarios generales de secciones del país que la arropan en esta nueva aventura: la reconquista del SNTE. Su discurso sobre la dignidad y respeto a los maestros será su arenga de lucha. Su suerte está echada. Sin embargo, nadie triunfa solo, y en este caso la “maestra” deberá aprovechar la alta marea provocada por las redes progresistas de Morena que impulsó el ascenso de López Obrador a la Presidencia. Para la campaña cuenta con Tomás Vázquez Vigil y Rafael Ochoa Guzmán, líderes sindicales de antaño, como sus generales de confianza; todos se reportan listos para la desigual batalla contra el disminuido Juan Díaz, quien le apostó todas sus canicas políticas y dinero de las cuotas del magisterio al proyecto perdedor en las pasadas elecciones federales. La nave del SNTE hace agua y muchas ratas la abandonan, poco a poco el galeón se rendirá, será solo cuestión de tiempo y, para eso, la “maestra” se pinta sola, pues ha esperado por más de cinco años a que llegue la dulce venganza. La guerrera está viva, y junto a ella la reforma educativa se derrumbó.

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