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Con la propuesta presentada por la hoy senadora Olga Sánchez Cordero, quien ocupará a partir del 1 de diciembre la Secretaría de Gobernación, se pretende levantar la prohibición a la marihuana en prácticamente todas sus facetas, con lo que estará permitida, entre otras cosas, la comercialización de esta planta y sus derivados en puntos de distribución, mismos que sólo podrán operar con licencia expedida por el Instituto Mexicano de Regulación y Control del Cannabis.

De esta manera, se pretende sustituir el mercado ilegal de la marihuana por uno que esté controlado por el Gobierno Federal.

Aunque ésta puede ser una apuesta que vale la pena, pues se estaría ocupando un espacio tradicionalmente reservado para el narcotráfico, la ley claramente indica que no se les concederán licencias de ningún tipo a personas con antecedentes penales relacionados con la delincuencia organizada o con algún delito relativo a la droga.

Desde ese enfoque, la estrategia del Estado Mexicano contra el comercio ilícito de la marihuana no será permitir que los grupos delictivos legalicen sus actividades, sino remplazarlos y arrebatarles el mercado, por lo que muy probablemente la delincuencia organizada simplemente cambie de giro, de producto o abarate sus costos, no significando su desaparición total del espectro social, pero quizás sí su debilitamiento.

Un factor por demás positivo es la excarcelación casi automática de miles de personas que supone la entrada en vigor de la Ley.

Toda vez que es una norma que prácticamente despenaliza y permite la actividad relacionada con el cannabis, cambia la situación jurídica de muchos procesados , por ejemplo, por transportar cierta cantidad de esta droga.

Así, miles de jóvenes que estaban condenados a una vida carcelaria y al estigma social tendrán la posibilidad de obtener su libertad.

Esto no aplica para el crimen organizado, pues los imputados por esos delitos caen en otros supuestos.
Pero aunque la ley pretenda “legalizar la marihuana”, el obstáculo a vencer será, como siempre, la sociedad.

Aún existe entre algunos sectores el tabú y rechazo en torno al cannabis, generando prejuicios y discriminación hacia quienes la consumen.

Precisamente la ley surge como medida del Estado para reconocer el derecho individual del ciudadano a decidir sobre su vida y cuerpo sin afectar a terceros y siempre dentro de la norma.

A diferencia del alcohol y el tabaco, drogas legales muy consumidas por muchos de los que critican la marihuana, ésta no supone un riesgo a los demás. Es simple: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.

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