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Vivimos en el Estado más seguro de toda la República Mexicana según encuestas y estadísticas. ¿Por cuánto tiempo más? Porque tenemos algunos focos rojos, este mes de agosto ha resultado muy violento, nos han sacudido como sociedad los casos de Kanasín, Bellavista y Tahdziú.

Muchos hemos alzado la voz, como sociedad civil organizada hemos exigido a las autoridades correspondientes en materia de justicia y seguridad aplicar todo el peso de la ley a quienes hayan realizado los delitos en cada caso; hemos instado al gobernador Zapata Bello a continuar con las políticas públicas a favor de la niñez y solicitado al gobernador electo incluir en su administración una política pública con perspectiva de infancia así como la revisión urgente al Código Penal de Yucatán, a fin de reformar y homologar según el Código Federal, la prueba anticipada y la prisión preventiva de oficio entre otros.

Al cuerpo legislativo que tomará posesión el primero de septiembre se le pide reformas a las leyes y ordenamientos jurídicos que garanticen a la infancia su protección, seguridad y paz.

A las instancias de apoyo y defensa de víctimas se les solicita brindar respuesta y solución inmediata a cada caso y de cometer faltas o desatención ser sancionados como marca la ley.

Todo lo anterior le compete a las autoridades de Gobierno; sin embargo, para evitar en el futuro casos tan penosos como estos tenemos que trabajar al interior de la familia.

¿Cómo ponerle un alto al abuso sexual infantil? ¿Cómo frenar el abuso y la violencia en general?

Solo este mes, indigna y entristece que una niña de 6 años haya sido violada y asesinada, que otra pequeña de 8 años haya sido violada, que una más de 9 años haya sido herida en un intento de violación, que una mujer de 24 años, madre de dos pequeños y embarazada de siete meses, haya sido asesinada.
Preocupa y alerta que los agresores sean tan jóvenes dos de ellos de 19 años, uno de 23 y otro de 35.

Inquieta y alarma que dos de ellos hayan cometido el delito bajo el influjo de drogas, que uno haya sido perpetrado por el padrastro y otro que duele mucho por ser doble asesinato -la mujer y su bebé en gestación- lo haya realizado el amante.

Los problemas no sólo están en la calle, están en el interior de la familia.

Los casos citados son un termómetro espeluznante de enfermedades dentro de la familia, sabemos que el alcohol y las drogas están asociados a casi el 80% de los casos de denuncias de maltrato y los agresores son la pareja de la mujer, y en casi todas las muertes femeninas los celos han sido el detonante de dicho delito, estos son la “punta del iceberg” se ve a todas luces que los problemas son de fondo y para resolver hay que atacar la raíz.

Siempre a la sociedad nos han dolido los homicidios, recientemente se han tipificado los feminicidios; pero ahora ya estamos hablando de infanticidios y eso duele mucho más.

Es urgente un llamado a fortalecer los valores, necesitamos vivir con respeto, paz, honestidad, armonía, amor y una sana convivencia al interior de los hogares y al exterior en la sociedad.

Si en nuestra familia estamos detectando comportamientos antisociales y/o tipificados como delitos que pongan en riesgo el núcleo familiar, pidamos ayuda, estamos en alerta para conseguir ¡un alto al abuso!

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