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Las elecciones del 1 de julio dieron lugar a un nuevo mapa político, donde lo predominante a nivel nacional resulta el avasallamiento de Andrés Manuel López Obrador de todos los cargos que estuvieron en disputa, pero Puebla, Guanajuato y Yucatán dieron la nota discordante al otorgarle al PAN sus gubernaturas. En los primeros casos el blanquiazul mantuvo su hegemonía, no así en Yucatán, donde la irrupción de Morena resolvió el bipartidismo tradicional en un tripartidismo a costa de los votos del PRI.

Dado que a nivel estatal, a diferencia del federal donde el Ejecutivo triunfante obtuvo una amplia mayoría en el Legislativo, que lo faculta para realizar prácticamente todo lo que se proponga, con el único límite de su propia voluntad, los ciudadanos prefirieron mediante el voto cruzado no meter todos los huevos en la misma canasta, para mantener vigente el sistema de contrapesos. El gobernador electo, Mauricio Villa, tendrá que echar mano de todo su oficio político para llegar a los acuerdos necesarios con las siguientes instancias:

Con un Congreso del Estado pluripartidista con una mayoría del PRI, conformada por una bancada de 10 diputados cuya anuencia requiere, igual que con las otras leyes, para la autorización de la inversión pública y para la vigilancia de su ejercicio, que para demostrar su fortaleza nombró como su coordinador, por su vasta experiencia legislativa, a Felipe Cervera Hernández.

Una bancada de legisladores federales del PRI, conformada por la fórmula senatorial de mayoría, integrada por Jorge Carlos Ramírez Marín y Verónica Camino Farjat, así como por los diputados federales Juan José Canul, María Esther Alonzo y Jesús Vidal Peniche de mayoría, así como con la excepcional legisladora Dulce María Sauri por la vía plurinominal.

Dado que cerca del 90% de la inversión pública en Yucatán es de carácter federal, requiere establecer buenas relaciones con Joaquín Díaz Mena, que coordinará aquí la inversión para los programas federales y que fue recientemente nombrado por su estrecha relación con Andrés Manuel López Obrador.

La mesura que ha demostrado el gobernador electo, Mauricio Vila, ante los intentos declarativos de la dirigencia nacional del PAN y de algunos organismos empresariales para desacreditar a los coordinadores estatales, establecidos por AMLO para hacer llegar la inversión federal a los estados, resulta una buena señal sobre su cabal comprensión de la coyuntura en que se encuentra.

No creo que a través de declaraciones periodísticas se pueda obligar a López Obrador a dar marcha atrás en las decisiones que ha tomado con la intención de hacer más eficiente la inversión pública, además de que legalmente está facultado, como hizo Carlos Salinas con el Pronasol, para establecer las modalidades que juzgue necesarias para ello.

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