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Los mexicanos somos testigos de varios tipos de transición: la entendida como el paso del gobierno de un partido a otro diferente podemos precisarla como cambio de régimen. Aunque cuando se trata de cambio de gobierno del mismo partido el relevo suele ser más fácil, también podemos atestiguar el esfuerzo de los principales dirigentes políticos por llevar a cabo el proceso de transición del poder de una manera tersa. Quizá porque es característica de un sistema democrático maduro. Empero, podemos observar que los diferentes grados de tersura están determinados por el equilibrio de poderes, es decir, cuando el Ejecutivo y el Legislativo descansan en diferentes partidos, resulta mayor el grado de serenidad que cuando uno solo tiene ambos poderes.

Como sucede a nivel federal, donde Morena no solo detenta ambos poderes sino también, gracias a la cesión de 5 legisladores del Verde, alcanzó la mayoría absoluta, por lo que no tendrá que compartir el poder haciendo rotativos los principales cargos en la Cámara de Diputados. Ahí ha tenido que intervenir, en calidad de jefe partidista, el presidente electo, llamando a sus correligionarios a la cordura y la civilidad.

A diferencia de lo que sucede en Yucatán, donde Mauricio Vila ha tenido que asumir un papel más discreto por la circunstancia de que el PAN no obtuvo el control del Congreso local, pues lo tiene el PRI, y que el gobierno federal es de Morena. Aquí los discursos de los legisladores resultan de manera natural más sensatos, educados y hasta corteses, lo que ha llevado a la picaresca local a recetarle un curso de civismo y urbanidad a la bancada federal de Morena en el Congreso.

Sin duda, a todos nos conviene un ambiente donde, concluidas las elecciones, puedan prevalecer la armonía y la colaboración entre los integrantes del Legislativo y el Ejecutivo, lo que resulta más difícil de conseguir con una mayoría aplastante capaz de obviar los derechos y opiniones de las minorías.

El vital asunto de la seguridad es percibido por la mayoría de la gente como lo más riesgoso en esta transición, por ello fue reconocida la rectificación que hizo AMLO de mantener al Ejército y la Marina Armada en el combate al crimen organizado.

Los yucatecos, que podemos incluso perdonar pifias en otras áreas del trabajo gubernamental, pensamos que el principal reto de la nueva administración consiste justamente en conservar a nuestro Estado en su proverbial nivel de seguridad, por ello el gobernador entrante debe poner especial atención en evitar, sobre todo al inicio de su administración, que se deteriore porque luego resulta muy difícil, si no imposible, su recuperación. Será una prueba capital que todos deseamos que pueda afrontar exitosamente.

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