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Hace alrededor de un mes abrió sus puertas el Palacio de la Música y recibe cerca de 800 visitantes diarios, que seguramente asisten porque en este modernísimo alcázar la sonoridad y los silencios de las melodías son capaces de dar respuesta a los desmayos cotidianos y alegría a las cortedades que pueden afligirnos en el diario trajín. Es, digámoslo sin reparo, un legado indiscutible para Yucatán del gobierno encabezado por Rolando Zapata Bello, acaso el mejor obsequio que recibe la ciudadanía para darle rienda suelta al espíritu, para profundizar en la cultura, y desde luego para sacar a flote toda esa música que perdura y muestra los rasgos de diferentes momentos históricos, como declaró Rogerio Azcárraga Madero, una de las figuras clave desde el nacimiento de este proyecto, hace tres años, al poner a disposición del naciente recinto cerca del 60% de los registros musicales grabados en México, a través del sello discográfico Orfeón. Una colección valiosa por cuanto incluye todos los géneros musicales y deja ver el carácter universal de los artistas mexicanos.

Erigido sobre los escombros del antiguo recinto legislativo, edificado durante la administración del Dr. Francisco Luna Kan (1976-1982) el Palacio de la Música es una realidad que tributa a la música y a los músicos de México de todos los tiempos, en un edificio que enlaza al ciudadano de a pie, al musicólogo, al conocedor de tal o cual género con varias formas de expresión musical. Desde una sala de conciertos poseedora de una acústica incomparable, hasta serenatas en los corredores, y desde luego muchas sonoridades en formato digital que permite acercarnos a nuestro género musical predilecto. Para lograr sus metas, incluso pedagógicas, se integró un Consejo de Amigos del Palacio así como un Patronato, encabezados por el maestro Roberto Abraham Mafud y la señorita Gabriela Xacur Cejudo, respectivamente, ambos empresarios comprometidos con el arte (Roberto Abraham es además un extraordinario pianista) que darán dinamismo a la vida musical de este Palacio. El Consejo de Amigos del Palacio incluye artistas de la talla de Armando Manzanero Canché, la amabilísima Imelda Miller, así como académicos como la Dra. Gabriela Vargas Cetina y figuras de la talla de Beatriz Paredes Rangel, sorprendente conocedora de las raíces de las músicas de México. Uno no debe, ni puede, esperar para visique incluye actividades como conmemoración del Centenario del Bolero Yucateco (1918-2018) a cargo del profesor Luis Pérez Sabido, el domingo 5 de agosto a las 11 a.m.

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