Hoy, a diferencia de ayer, los queridos de los viernes navegan por internet, se sumergen, se pierden y vuelven a aparecer en los miles de sitios electrónicos que contiene esta maravilla del mundo moderno.

Son conservadores al mismo tiempo, ya que beben sus espressos dobles, servidos, por supuesto, en tazas de porcelana china de las dinastías de Shang y Zhou.
Se detienen en el portal “El Castellano, la página del idioma español”, en su sección denominada “La palabra del día”, y se enteran de breve referencia a la braga, que así se llama en España a la prenda interior femenina. En México, simplemente calzones o “chones”.

Leen, ambos dos (como se dice): “La braga es una pieza relativamente reciente en el vestuario femenino”. Las pioneras fueron las bailarinas del famoso cabaré parisién Moulin Rouge, las que recurrieron a las bragas para cubrirse el vello púbico durante la danza”.

Siguen: “Por eso, para las francesas del siglo XIX, usar bragas era cosa de mujeres de vida alegre, hasta que, a comienzos del siglo pasado, la pieza se tornó prenda obligada para el vestuario femenino”.

Hoy, afirma la columna Viernes Cultural, con la seguridad que le dan sus años de servicio en el meneo de la cadera, la moda es usar y no usar las bragas o los calzones, según la época, el lugar, la hora y la compañía masculina. Ahora Transcriptor, acecha un poquito, traigo unas sensacionales de seda china, importada de la ruta de la seda, abierta al comercio en el siglo I de nuestra era.

Sí, suspira el erotómano de su vida, y vuelve a suspirar, pensando, recordando, suspirando, por aquella lindísima tekaxeña que, al levantarse su justán, mostraba en todo su esplendor la belleza natural de sus piernas, caderas, el tuchito y aquellito. Todo porque andaba a la moda de todos los tiempos.

Usaba, simplemente, un “calzoncito de viento”.

De nada… Saludos…