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A pesar de las campañas (nacionales y locales) contra la discriminación y el racismo, aún existen expresiones discriminatorias directas o inconscientes hacia los mayas. De hecho, los grupos originarios en México son parte de los grandes grupos vulnerables más excluidos, despreciados y discriminados.

Me voy a referir a dos modalidades de discriminación: la inconsciente o irreflexiva o “de costumbre”, forma frecuente y arraigada en la población yucateca, y la referida a los prejuicios y actitudes que se dan en las relaciones cotidianas, de fondo violento y ofensivo.

Las expresiones que más abundan, referidas a la apariencia física maya (personas con o sin bagaje cultural) son aquellas formas consideradas inocentes y/o bienintencionadas de racismo, generalmente en diminutivo: mesticita/o, huirito/a, mayita, morenito/a. Esta última, alusiva al color oscuro de la piel, ha sido usada entre los yucatecos como boxito, pero también en sus versiones peyorativas: box-kep o box-pel (negro/a, prieto/a como el color de sus genitales).

Otras se refieren despreciativamente a su procedencia rural: “ser o venir de pueblo”, algo así como “bajar de la montaña”: “Se casó con una muchacha de entre el pueblo”; y que ahora se suaviza con el dicho “gente de las comunidades”. Como si las “comunidades” fueran únicamente las rurales.

También hay formas discriminatorias para aquellos que no presentan rasgos físicos mayas, pero cuyas conductas (vestido, lengua, acento, apellido o bajo nivel educativo) son marcadores que suelen ser discriminatorios: “Fulano parece ts’ul, pero es más indio que Juárez”. Ts’uul, voz maya que hoy significa persona de raza blanca, patrón, dueño, amo.

Hay también frases insultantes relacionadas con la lengua. Mayero o masehual, por ejemplo, pueden convertirse en frases humillantes, dependiendo de la intención con que se digan.

Una expresión referida a los modales es masca-huayas (de mascar o anolar y guaya) persona de conducta rústica, ignorante, torpe, que carece de educación: “Pinchi indio masca-huayas, no hace más que hacer el ridículo”.

Finalmente, existen voces racistas y discriminatorias usadas por los jóvenes en el medio urbano como chaca, neologismo de origen incierto, similar a naco, se refiere a alguien que difiere cultural o socialmente de un determinado grupo. Describe a personas consideradas como de mal gusto, modales vulgares o de limitado nivel cultural.

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