Desaparecer poderes

¿Es ética y políticamente admisible la desaparición de poderes? El trámite es legal y corresponde al Senado instrumentarlo, pero...

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¿Es ética y políticamente admisible la desaparición de poderes? El trámite es legal y corresponde al Senado instrumentarlo, pero como se le usó para satisfacer venganzas perdió efectividad; los gobernadores argumentan rompimiento del pacto federal.

Si recuerdo con exactitud, al último a quien desaparecieron los poderes fue a Agustín Arriaga Rivera, tío de Manuel Rodríguez Arriaga. Ocurrió en Morelia, y para el caso, el Ejército ocupó la ciudad.

Ahora coinciden la solicitud popular de los guerrerenses para que desaparezcan los poderes de la entidad, y Ángel Aguirre Rivero se vaya a freír espárragos a otro lado -porque carece de la dignidad y el valor civil y político para comportarse como lo hizo Rubén Figueroa Alcocer-, con la aparición de La dictadura perfecta en pantallas del territorio nacional.

Habría que recordar lo que nos dejaron los novelistas sabios: “El gran fracaso de la vida no es que uno al final se dé cuenta de que se ha equivocado. Es mucho más desmoralizador pensar que no haya otra manera de actuar más que equivocándose”.

No debiera sorprendernos, entonces, que el domingo anterior salieran a las calles de Chilpancingo y otras ciudades de Guerrero, hombres y mujeres de empresa, estudiantes, maestros, campesinos y padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde el 26 de septiembre último, cuando se encontraron con la garra de la represión.

Los representantes de la sociedad guerrerense salieron a las calles de Chilpancingo y del municipio de Apango, para exigir la desaparición de poderes en la entidad, ‘‘porque en Guerrero no hay gobierno’’.

Están equivocados, en Guerrero sí hay gobierno: el de los delincuentes disfrazados de autoridades.

Anota mi novelista de cabecera: “… aquellos malvados que, de hecho, se sacrificaron por la sagrada ideología con la que nos comprometimos en nuestra juventud. Aquellos cuya maldad los llevó a unirse a nuestra doctrina, a nuestro trabajo e incluso a nuestras buenas acciones… ¿no es cierto que con nuestra maldad hicimos cosas buenas de las que ni el diablo nos puede ya privar? Pero la maldad participó en todas esas acciones: la astucia. Y ahora vienen unos ignorantes que nos odian y la llaman retorcida astucia de ancianos… No, no hay que ocultar la verdad, jamás traicionamos nuestro honor, ni entonces ni ahora, pero sin embargo nos convertimos, si se quiere decir así, en criminales en nombre del cielo, en criminales (en nombre de la ley) religiosos”.

La desaparición de poderes es el camino fácil para el gobernador constitucional de Guerrero -es la carretera a la impunidad-, lo que se necesita es poner un ejemplo y hacerle, como lo indica la norma cuando transgreden la ley, un juicio político, pero se irá impune.

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