El Universo siempre tiene sorpresas increíbles para nosotros y las coincidencias son de las principales. Encontrar en otra ciudad del mundo a alguien cercano a quien no imaginas que verías, coincidir en un momento con un ser especial, un grupo en particular, un sabor que dejó rastros en tu memoria o bien hablar con otro sobre un tema, sin saber que están conversando aspectos diferentes del mismo tópico. Así son las casualidades.

Este fin de semana tuve la oportunidad de coincidir en más de dos ocasiones con amigas distintas que me hablaban de asuntos similares a los que yo me refería, aunque en realidad estaban conversando de dos asuntos distintos y ni nos enteramos.

Es una delicia cuando descubres dónde está el error, si es que nada complicado ocurrió, pero lo que les quiero compartir es que hay momentos de nuestra vida en que debemos detenernos para confirmar los datos de las cosas que hacemos y no dejar espacio a las dudas.

Escuchar es una de las actividades que tendríamos que hacer cuando algo debe tener certeza, como por ejemplo elegir a un candidato que va a gobernar ya sea tu país, estado o municipio, aunque también tenemos la obligación de detenernos cuando estamos participando en uno de los deportes favoritos de los seres humanos que es la especulación.

Todos en general pareciéramos amar discurrir sobre algo que, según nuestra experiencia, creemos que así ocurrirá. Lo hacemos siempre: si alguien te llamó por teléfono y resulta que nunca te marca, comienzas a preguntarte: ¿qué necesitará? Y entonces las miles de posibilidades surgen en tu cabeza y si estás con alguien más, las ideas se multiplican.

Por eso yo aprovecho que es lunes, que ya comenzó febrero, que pronto mezclaremos el carnaval con el día de la amistad, para buscar coincidentes que quieran especular sobre quién tendrá el traje más espectacular.