En la vorágine de lo que pasa en la vida virtual con millones de datos e información circulando diariamente, el tiempo es líquido; más rápido, a veces ambivalente, intrascendente, importante, viral...

Se supone que estos espacios, también valiosos para enriquecer aspectos de la persona, son una ventana más de nosotros mismos, pero está sucediendo un fenómeno a la inversa: cuando el usuario se convierte en una extensión de ese mundo virtual que llena de momentos vividos a medias o lo suficiente para tener la foto que “se tiene que compartir en tiempo real”.

Algo de esta práctica lo cuestiona la actriz Kristen Dunts en el cortometraje “Aspirational”, que ironiza sobre la deshumanización en tiempos de Instagram; en el que importan más “seguidores” que experiencias vividas con personas significativas.

La artista presenta un encuentro con dos fans, que la reconocen y se toman “selfies”. La actriz les pregunta si quieren platicar, preguntarle algo y las jovencitas sólo se limitan a decirle: ¿Me podrías etiquetar? La artista sorprendida se queda en silencio y las chicas se alejan celebrando la victoria de tener la foto que las hará más populares en sus redes sociales.

Una breve y cruda reflexión: es una invitación a observar cómo ocupamos el tiempo que no vuelve, aunque deje su huella digital en los planos virtuales.