Interpretar es sin duda un arte complejo, lleno de aristas y de especialidades, pero irreemplazable. El intérprete musical es ciertamente un creador, pues sin su aportación la música sencillamente no existiría más que en el papel.

Si se preguntan el porqué de la importancia de la interpretación les puedo decir que podemos obtener mediante el contraste de dos versiones de una misma obra, en manos de artistas distintos y como resultado a veces las diferencias pueden ser siderales y a veces no tanto. El hecho es que no hay ni habrá dos versiones iguales.

En la interpretación musical, como en la actuación teatral, es el ser humano o el grupo de ellos los que hacen esa única versión de una obra. Si bien se podrían hacer odiosas diferencias entre un director de orquesta, un músico de la orquesta o un solista, en los hechos cada uno, en su rol, es fundamental e igualmente importante.

Los roles señalados pueden parecer más o menos relevantes o protagónicos. No obstante, en todos los casos se debe entender la música, manejar magistralmente el instrumento y compenetrarse absolutamente de las ideas de un compositor y su obra. Cualquier obra musical está escrita con una estructura, que puede ser muy estricta o tremendamente flexible.

En ambos casos, la forma musical permite entender la sintaxis y la manera en que las notas están agrupadas.

Esto se traduce en ideas que tienen una suficiente coherencia y para ello los músicos estudiamos no solo el solfeo o nuestro instrumento sino que materias como Apreciación Musical, Historia del Arte, Historia de la Música, Armonía, Contrapunto, Conjuntos Corales, Conjuntos Instrumentales por mencionar algunas; para que de esta manera se pueda interpretar la obra de acuerdo a lo que está escrito potenciándola por medio de la comprensión sin alterar la intensión del compositor.

Siempre he pensado que la interpretación musical, como otras disciplinas de las artes deben vivirse con el desarrollo personal más íntimo. Cualquier separación o incumplimiento de esta unidad vida-arte, no creo que pueda llegar a buen término. Hasta la próxima semana.