Lo que es ser un buen político

Quienes se dedican a la política generalmente dicen que lo hacen por la pasión de servir a los demás...

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Quienes se dedican a la política generalmente dicen que lo hacen por la pasión de servir a los demás, de hacer el bien común y administrar el poder en beneficio de la sociedad. Se supone entonces que es algo que viene ya por convicción y no porque exista un cargo público de por medio, ¿o sí?

En el camino al cargo público todos aparecen: La fotografía por aquí, la otra por allá y después ya no llegan, eso está muy dicho por vecinos de cualquier colonia o región. ¿Pero qué pasa con los que ya ocuparon su cargo y sirvieron, “ayudaron a las personas” y después desaparecen con la mínima intención de verse en público a menos que exista otro huesito?  Se supone que deberían seguir trabajando por la sociedad y no sólo regresar a administrar sus negocios, aquellos que siguieron en marcha mientras estaban en la administración pública.

El médico no deja de ser médico cuando sale de su consultorio; el maestro no deja de enseñar cuando cierra la puerta del salón de clases, y los que realmente son estudiantes nunca quieren dejar de aprender, pero el político deja de serlo a menos que exista un beneficio de por medio y también así muchos otros profesionistas, no sólo ellos.

Independientemente de los colores de las administraciones así ha pasado en el Estado (que no difiere mucho del resto de las entidades): Aparecen desde aspirantes a presidentes, secretarios, directores y demás, con la única y real intención de “servir a la sociedad”, así es como dicen, y así es como creen que les creen.

Ahora que hay tres nuevos partidos: Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Partido Encuentro Social (PES) y Partido Humanista (PH), cuyos registros surtirán efecto para el primer día de agosto, viene una nueva oportunidad para pellizcar presupuestos. No duden, por favor, que quienes estarán lo hacen por “la firme convicción de ayudar al pueblo”, de dar un cambio a lo que ocurre en la sociedad, de equilibrar fuerzas, etcétera.

Entre quienes buscan estar en esos nuevos partidos hay ex funcionarios de todos colores que no han encontrado un hueso y que no perderán oportunidad de meterse en nuevas filas; ahora hay más para los mismos y las relaciones públicas y las fotos ya urgen, si no, ni siquiera les harán caso los dirigentes nacionales.

Desgraciadamente la memoria colectiva es muy distraída y las nubes son muchas para ocultar pasados y tropiezos, y algunos encontrarán lugar, y nuevamente las malas prácticas se harán costumbre, en fin, ser un político en busca de un cargo público no tiene nada que ver con el ayudar a las personas. Administro aquí, administro allá, aprovecho mientras dure, después vendrá otra oportunidad.

Como dijo la abuela: Sólo quieren su huesito pa’ chupar y morder.

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