Día de Muertos o Halloween remasterizado

Las tradiciones dan identidad a un país; preservarlas corresponde a cada uno de nosotros.

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Las tradiciones dan identidad a un país; preservarlas corresponde a cada uno de nosotros. Vivimos en la era de las comunicaciones y la globalización; por lo que la influencia de otras culturas está a la orden del día. Desde chicos hemos escuchado que el Halloween era algo malo, algo que no teníamos que festejar y mucho menos salir de fiesta, claro que principalmente eran personas que se tomaban demasiado enserio el significado obscuro que se tenía.

Y acerca del Día de muertos era todo lo contrario, pues nos lo inculcaban desde pequeños, justamente pues es una de las más grandes tradiciones que tenemos en México. El Día de muertos es una de las tradiciones mexicanas más representativas de nuestro país y aunque se celebra los dos primeros días de noviembre desde principios de octubre podemos ver todo tipo de productos, nacionales o importados, inspirados en esta celebración. El Día de muertos es desde mi punto muy personal es mi tradición mexicana favorita, algo que además de diferenciarnos de la cultura de otros países, nos identifica como mexicanos entre nosotros.

 

La vida y la muerte son un símbolo emblemático que ha causado admiración, temor e incertidumbre al ser humano a través de los tiempos. Por muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en torno a la muerte que han dado pie a toda clase de ritos y tradiciones ya sea para venerarla, honrarla, espantarla e incluso burlarse de ella. Halloween es una fiesta de origen celta que principalmente es celebrada en Estados Unidos y en general en los países anglosajones, pero que ha cobrado fuerza en muchos países más, entre ellos México. Los niños usan disfraces y piden dulces puerta por puerta. Originalmente suponían que el 31 de octubre los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Las dos tradiciones tienen en común a la muerte, sin embargo ambas pueden festejarse, ya que ocurren en días distintos. Muchas familias se preocupan por decorar de Halloween las casas, compran figuras salidas de los cuentos y las películas hollywoodenses, mas no vemos colgados de los balcones catrines, nahuales o alebrijes.

 

Las fiestas de disfraces son de personajes distintos a nuestra tradición, observamos menos rancheros muertos, lloronas, aunque sí algunas pocas Catrinas sin Catrín. Si nos acercamos a los autoservicios y observamos los productos que venden para la ocasión, es notable que poco a poco se ofertan menos artículos relacionados con el Día de muertos, lo mismo sucede con las tiendas de disfraces y dulcerías.

Si como mexicanos perdemos la tradición de regalar calaveras, ocasionaremos que los artesanos produzcan zombies y vampiros pues es lo que vende, según las grandes influencias mercadológicas no mexicanas. Como pobladores de un país rico en cultura y tradiciones no podemos permitir que la mercadotecnia y los banales estilos de vida nos alejen de lo que somos en esencia y gracias a ello. Nuestra responsabilidad como ciudadanos de México y para impulsar nuestra economía social es promover, desde nuestros corazones el culto a los muertos justo como lo vivimos de niños para que se mantenga de generación en generación.

 

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