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Para los de Morena fue un arranque turbulento. Para algunos era previsible debido a la nueva correlación de fuerzas imperante en Quintana Roo, con balances y contrapesos en consolidación, aunque no imaginaron con tal precisión el poder del “fuego amigo”.

Más de uno trastabilló. Hernán Pastrana, el presidente del municipio capitalino, sigue tambaleándose por dicho motivo. No sólo él padeció: la intentona desestabilizadora recorrió de sur a norte la entidad. ¿A qué se debió? Las supuestas teorías conspirativas son diversas, incluso más allá del “fuego amigo”.

Pero el reto no sólo les compete a las autoridades en funciones, sino al grupo en el poder. No sólo se trata de Morena, pues también tiene aliados vinculados a otros institutos, quienes podrían verse perjudicados por los coletazos. Para empezar, el partido debe fortalecerse, desde su base, con sus figuras más vistosas.

Morena suma cuatro años de operación real bajo tales siglas. Si bien su líder absoluto, Andrés Manuel López Obrador, tiene varios años gravitado en esas altas esferas, ya sea gobernando en la Ciudad de México o en campaña, el partido que hoy gobierna debe aprender. Le falta potenciar la estructura, generar cuadros competitivos y aceitar la maquinaria interna para lo que viene, no sólo por lo mismo del “fuego amigo”.

Es que, por ejemplo, los presidentes de Morena en funciones, o son externos, o son simpatizantes recientes. Es obvio en un partido joven. Pero abajo se forja una generación de jóvenes participativos, talentosos y con proyección natural. En Benito Juárez luce la regidora Alma Anahí González, entre otras emergentes. Eso, puertas adentro.

Puertas afuera, necesita aliarse con los que sea redituable. Se menciona al Verde Ecologista, al PT y a ciertos organismos con influencia electoral como satélites convenientes, pero debe consumar rápido las negociaciones por el proceso intermedio de 2019 en la entidad, con todo lo que está en juego, empezando por el control del Congreso, pretendido evidentemente por el oficialismo.

En definitiva, los desafíos son estabilizar los gobiernos en funciones, particularmente el de Othón P. Blanco, y establecer alianzas antes de fin de año, para empezar el 2019 con las ideas claras en torno a tiempos, formas, perfiles, acuerdos y objetivos.

Se supone que el presidente electo, Andrés Manuel, conoce esta situación. Hoy estará en Cancún; por lo tanto, veremos si se involucra y cómo lo hará. Debieran alinearse y obedecer al jefe.

 

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