Del tweet al hecho hay mucho trecho

A casi dos semanas de la elección federal más importante y de las más concurridas del país,...

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A casi dos semanas de la elección federal más importante y de las más concurridas del país, los ánimos siguen caldeados y las noticias no han parado de fluir.

 

Las primeras promesas de @lopezobrador_, si bien no se han materializado por el sencillo hecho de que faltan muchos meses para que sea presidente, sí se han perfilado en una serie de nombres, acotamientos y propuestas de iniciativas de ley hacia el Congreso –a modo- que tendrá a partir del 1 de diciembre.

 

Sobre esto, los comentarios van y vienen en las redes sociales, unos de apoyo, muchos de reclamo sobre las ideas ‘fantásticas’ que tiene el virtual presidente electo, y mucho más, de mofa hacia quienes señalan su incredulidad, cuestionando el por qué se reclama a AMLO y no se hizo igual con @epn sobre la situación del país. Evidentemente, en esa discusión hay sesgo de ambas partes: una por tener la piel muy sensible a las discrepancias hacia su ‘gallo’, y otra, por no dar chance a que llegue al poder para poner en práctica las ideas, pues éstas no son más que las mismas que se soltaron en la campaña.

 

Sin embargo, lo que sí debemos tomar en cuenta es que, de aquí a diciembre hay mucho trecho, y los tweets de hoy no serán los mismos después del turbulento cierre de sexenio que se viene encima. Si bien es cierto que la campaña electoral demostró que las redes sociales por fin cuentan con poder suficiente para hacerse valer, también lo es que una cosa es un tweet, otra, la acción: el activismo de teléfono inteligente debe abrirse paso en acciones que generen ‘ruido’, y no sólo retweets.

 

Como ejemplo, tenemos a Quintana Roo, donde la Ley de Movilidad recién reformada ha creado discrepancias entre la realidad y lo esperado, el tweet y el mundo real. Conflictos y percepciones personales aparte, sólo hay una cosa cierta: una parte muy, muy, muy interesada en mantener su modo de trabajo logró lo que quería porque (aunque duela reconocerlo por su insensatez) salió a la calle a plantear su punto.

 

Presionó, cabildeó y convenció a quienes tenía que hacerlo para lograr su objetivo, mientras el resto de la sociedad expresó también sus deseos, pero no pasó de las redes sociales. Lo sabemos, se lee terrible, pero basta ver los hechos consumados para reconocer que tal es la realidad. Desagradable para muchos, no así para otros muchos, pero en esencia, totalmente legislada.

 

Nosotros, usuarios de redes sociales, logramos en la campaña electoral de este año que nuestros tweets movieran conciencias, generarán tendencias orgánicas (la mayoría de las veces) y pusieran en agenda temas importantes, pero ya es tiempo de levantar el rostro del teléfono inteligente y encontrar la manera de que nuestros tweets y publicaciones en Facebook se traduzcan en acciones que generen más que trending topics: leyes sobre lo que realmente nos importa.

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