La conformación del hoy estado Libre y Soberano de Quintana Roo, pasó entre muchas otras cosas, por innumerables políticas de poblamiento dictadas por el gobierno central, que con el propósito de promover alcanzar el número mínimo de población, durante los primeros 70 años del siglo pasado, incentivó a que grandes grupos de pobladores, dedicados principalmente a las actividades primarias vinieran a tierras quintanarroenses, para después ser los primeros colonizadores.

De tal forma que mediante la formulación de “políticas de impacto territorial aislados”, tal como lo llama Garza (1992), consistentes solo en promover las primeras formaciones de colonizadores y aproximarse a la explotación de recursos forestales e iniciar la actividad agrícola en la región, llegaron los pioneros, quienes no siempre vieron cumplidas sus expectativas generadas de los programas prometidos; pero que iniciarían un nuevo sistema de producción y conformación social, ampliando entre otras cosas la riqueza multicultural y creando una débil articulación productiva, dejando de lado la posibilidad de generar procesos de consolidación socio-productiva hacia el interior del todavía joven territorio.

La multiculturalidad del estado de Quintana Roo se vería reflejada en distintas actividades. Las poblaciones campesinas trasladadas, además de adoptar nuevos patrones de consumo y vida, también traían los propios que daría pie a nuevas configuraciones e identidades, los alimentos y cultivos como lo asume Muchnik (2006), difícilmente permanecerían estáticos. Para el año de 1970 todo el entorno se vería cambiado, ahora la importancia la tendría la actividad turística y mediante la creación de una infraestructura e inversión importante, Quintana Roo se consolidaría como una economía predominantemente turística, destacado a nivel nacional e internacional, y sin desarrollo importante de la actividad primaria. Sin embargo, el cambio registrado no quita al 12% que aún se registra como población rural, de acuerdo a Inegi en 2015, en Quintana Roo, porcentaje entre los que se encuentran aquellos grupos humanos entre los que se gestan prácticas culturales y económicas encaminadas a promover el desarrollo territorial rural en la entidad.

Resultados de una investigación, publicada en 2016 por la Universidad del Caribe, entre productores de vainilla, resalta que un grupo de agricultores alrededor de este cultivo, quienes se encuentran muy relacionados con el proceso de conformación del estado a través de procesos migratorios que se registran en diferentes periodos de la historia de la entidad, y que fue dando forma al cultivo de vainilla entre pobladores provenientes principalmente de los estados de Veracruz e Hidalgo, fueron los que motivaron su cultivo durante el inicio del presente siglo, y a los cuales se les unieron productores originarios de la región atraídos por la alta rentabilidad que alcanza la vainilla cosechada.

Otro resultado más, identificó que los vínculos culturales e históricos entre el producto y productor, son fundamentales en la determinación de continuar con la actividad productiva. Pero la falta de financiamiento para infraestructura, obstáculos y deficiencias para la incorporación a los programas de apoyo, bajo nivel de organización, ausencia de capacitación, asistencia integral y el problema de valores y cultura regional, ponen en riesgo la permanencia en el territorio de las actividades productivas primarias y el abandono de la tierra es un proceso que, generalmente, conduce a sus habitantes a tomar decisiones de traslado a centros urbanos con acceso a otras actividades con las que puedan tener mejores ingresos para satisfacer sus necesidades básicas, poniendo en riesgo los elementos de pertenencia a un lugar o al territorio que los grupos humanos han creado.