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Difícilmente quien decida participar en la segunda consulta que el presidente electo y su partido, Morena, llevarán a cabo el próximo fin de semana lo hará para rechazar alguna de sus propuestas, que podemos clasificar en cuatro grupos: las relacionadas con obras de infraestructura, las enfocadas a estimular la creación de empleo o autoempleo entre la población rural, las encaminadas a subsidiar directamente a grupos de personas consideradas vulnerables y las que ambicionan garantizar el acceso universal y gratuito a diversos servicios.

Lo destacable aquí es la mirada hacia el sur-sureste del próximo gobernante, que tiene como objetivo declarado resarcirlo de la sequía de inversión federal importante a partir de Porfirio Díaz que trajo el ferrocarril a la región y, por otra parte, que se trata de obras que han sido largamente acariciadas, y que incluso han sido ya comenzadas.

Como en el caso del ferrocarril para conectar los océanos Atlántico y Pacífico en el Istmo de Tehuantepec y la construcción del Tren Maya, cuyo tramo entre Tabasco y Valladolid ya es funcional, pero requerirá adecuaciones para transitar a la velocidad requerida. Aunque la orientación del primero es preferentemente para carga, la inclusión de esta modalidad en el tren peninsular, originalmente ideado para el turismo, representaría una disminución de costos para el transporte de mercancías, hidrocarburos entre ellos, sobre todo en el tramo Mérida-Cancún-Chetumal, además de generar beneficios para la industria sin chimeneas.

La construcción de una refinería de petróleo en Dos Bocas, Tabasco, pretende corregir la política petrolera de los últimos sexenios que insistían en ubicarlas cerca de los lugares de alto consumo de gasolina, como la fallida refinería de Calderón, en vez de hacerlo donde se extrae el crudo.

La ambiciosa meta de reforestar y plantar árboles frutales en un millón de hectáreas, creando 400 mil empleos, en contra de las afirmaciones de ecolofreaks y nativistas, además de sus beneficios económicos, puede indudablemente contribuir a favor del medio ambiente.

El subsidio a adultos mayores, a 2.6 millones de jóvenes, a estudiantes de escuelas públicas de nivel medio superior y a un millón de discapacitados, si se da de manera correcta y no es utilizado con fines de promoción partidista, no puede ocasionar objeción.

El acceso universal a los servicios médicos y de salud es una meta que ha sido acariciada desde la creación del IMSS y recientemente con el Seguro Popular, por lo que contribuir a su expansión resulta acertado. Y, por último, no creo que nadie vote en contra de ampliar la cobertura gratuita de internet.

No hay que ser profeta para tener la seguridad de que los 10 puntos serán aprobados.

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