El bullying pronatalista

Dentro del, tristemente, muy amplio espectro de grupos que son víctimas de la discriminación, existe uno en particular...

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Dentro del, tristemente, muy amplio espectro de grupos que son víctimas de la discriminación, existe uno en particular, que es tan pero tan discriminado, que ni siquiera las organizaciones dedicadas a defender las causas justas, los toman en cuenta: Las personas que deciden no tener hijos (también llamados en el argot “underground”: childfree (libre de hijos), y en el caso específico de las mujeres, NoMo (No Mothers).

Estos extraños y silenciosos seres, inimaginables para muchos, de vez en cuando salen de sus madrigueras para defender su causa, sus motivos, y su simple derecho a decidir cómo quieren vivir su vida. Pero la mayoría no ha salido del clóset, tienen miedo. ¿A quién?

A la sociedad, a sus vecinos, a nuestra cultura en general obsesionada con los niños y la maternidad, a sus amigos y conocidos que los bombardean con preguntas indiscretas como si discutir lo que harán o no con su aparato reproductivo no fuera un tema privado.

A su familia que espera ansiosa que el incesante ciclo reproductivo, como carrusel de feria, no deje de girar.

A algunos grupos ultraconservadores que se rigen por conceptos obsoletos que poco o nada tienen que ver con la vibrante y disruptiva sociedad actual, en la que los millennials vienen pisando duro y rompiendo esquemas.

¿Cómo son buleadas las mujeres NoMo? El menú es variado: con el miedo como arma (“¿Quién te cuidará cuando seas vieja?”), infantilizando (“Estás muy joven, no sabes lo que quieres”), implicando que un hombre debe decidir por ella (“Ya cambiarás de opinión cuando te enamores”), y si nada de lo anterior funciona, con la agresión abierta (“Eso es tan egoísta”).

En algunos sistemas económicos y laborales con frecuencia también son discriminados, cuando los padres reciben más beneficios y consideraciones, dejando a las personas sin hijos en una posición de ciudadanos de segunda categoría.

Los estereotipos son evidentes. En las películas y series de televisión, las NoMo no tienen cabida. Si llega a aparecer un personaje sin hijos en la historia, hay dos clichés: O es una mujer triste, sola y resignada, o es la villana. La narrativa que nos venden es que sólo una mujer frívola y perversa es capaz de renunciar a la maternidad.

Y de la publicidad ni hablemos, ya que está 100% dirigida al concepto de familia tradicional y a fomentar la creación de más y más pequeños consumidores. Lo cual, dicho sea de paso, revela una miopía terrible, considerando que las personas solteras y las parejas DINK (Double Income No Kids) gozan estadísticamente de un mayor poder adquisitivo, una auténtica mina de oro consumista.

La realidad es que, según investigaciones, los childfree no sólo no encajan en esos clichés caricaturescos, sino que son mucho más conscientes de su decisión que muchos padres, porque saben que su proyecto de vida va contra corriente, que serán juzgados y criticados por el resto de sus días. Han sopesado pros y contras y finalmente han decidido no sumarse a las filas de los padres.

Y es una tendencia global. Las estadísticas revelan que una de cada cinco mujeres de 40 años en Estados Unidos, Inglaterra, Canadá y Australia ha decidido no tener hijos, el doble que las de la generación anterior. En España, la cifra es aún mayor; de acuerdo con un estudio del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, entre un 25% y un 30% de las mujeres nacidas en ese país en la segunda mitad de los años 70, no serán madres.

¿Por qué cada vez más personas renuncian a procrear? Los motivos de cada quien son diversos, desde deseos de tener menos estrés, más opciones y tiempo libre, hasta preocupación por la economía, violencia, el medio ambiente y por el caótico mundo que estaremos dejando a las siguientes generaciones.

Sin embargo, todos sólo piden una cosa a la sociedad: respeto. Respeto a su elección de vida, a su derecho a decidir.

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