Los valores morales

¿Son los países con mucho dinero nidos de la felicidad?

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“La felicidad de la vida consiste en tener algo qué hacer, algo qué amar y algo qué esperar”. Esta frase es bella y no significa que para ser feliz haga falta el dinero. Estados Unidos es el prototipo de país donde el “dios dinero” gobierna y mucha gente piensa que ahí son muy felices, pero las estadísticas mencionadas por el Lic. Cornejo nos dicen lo contrario.

En dicho país, 500 mil adolescentes son violadas por sus padres. De tres mujeres, una sufre abuso sexual antes de cumplir los 18 años. Uno de cada diez de nuestros vecinos del norte presenta desequilibrio emocional y medio millón se halla en hospitales psiquiátricos. De toda la población estadunidense, 10 millones están clasificados como mentalmente enfermos.

Valdría la pena hacer la pregunta: ahí, que tienen mucho dinero ¿son felices? Está claro que la respuesta es negativa, pues a pesar de tener, todo no tienen nada. Están hartos de la vida y sus esperanzas están hechas pedazos y sus sueños están rotos.

En este nuevo milenio existen muchos problemas por venir. Es bueno recordar cómo define Goethe al hombre: “Es una criatura en busca de la felicidad”. Hemos fincado la felicidad en el tener y se nos han olvidado los valores y la moral, que a fin de cuentas son los que llevan al hombre a realizarse como un ser plenamente humano. Hay que volver a buscar la felicidad en la fidelidad, la honradez, la autoestima, el amor y todos aquellos valores que enaltecen al ser y no al tener.

Ahora que vienen las vacaciones de verano tratemos de fomentar en nuestros hijos la semilla de los valores morales y su trascendencia en la vida. Inculcar en sus mentes la honestidad, las virtudes y el amor. Hacerles ver que hay que aprender a amar y amarse, a dar la vida, crear e inventar cada día y con amor a la propia vida, y hacer de ella una ofrenda a los demás. Que sean para nuestro México una presencia que despierte el amor a la vida, generando en ellos e infundiendo en los demás ánimo, optimismo y amor. Que tengan el gozo de vivir para que el materialismo no los aplaste y sean felices, no obstante los obstáculos que les depare el destino.

El tener sólo bienestar nos dará dinero, propiedades y viajes, pero cultivando “el ser” nos colmará de felicidad, amor, autoestima, honradez, fidelidad y congruencia. Pongamos en nuestra vida como primera instancia los valores y eso nos generará felicidad perdurable, pues las cosas materiales son efímeras y transitorias. Preguntémonos no qué México vamos a dejar a nuestros hijos, sino mejor qué personas vamos a dejar a nuestro México.

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