Muchos se bufan pero todos le temen a la gran tormenta que a nuestro pueblo acaece, hablo del terror de quienes a sus ojos admiran pero desconocen su verdadera teoría. Se trata de la conjuntivitis epidémica, aguda, hemorrágica, nombre científico de este común padecimiento que ahora ataca a la población.

Les escribo desde el consultorio donde he atendido a mares de personas que ruegan por unas gotitas que difícilmente van a encontrar. Pero que no cunda el pánico, ha dicho la Secretaría de Salud, pues esta epidemia se debe a un virus y no a bacterias, así que dar antibióticos no es necesario, pues la clorfenamina o tobramicina ni un rasguño le van a causar. Escribo asustado, pues veo los tratamientos que algunos médicos entregan, desde dexametasona intramuscular hasta dosis de penicilina innecesarias y observo a gente poniéndose limón o manzanilla en los ojos. No se alarmen ni dejen engañar, sólo los bacterianos son casos graves, pero la que la mayoría está teniendo como único tratamiento amerita paños de agua fría sobre los ojos por 10 minutos tres veces al día, lo cual apoya a la disminución de síntomas hasta cumplir de 3 a 5 días y la enfermedad revierta por si misma.

Algunas personas tendrán manchas de sangre que mucho preocupan pero que daño no causan y se quitarán entre 2 semanas a un mes. Recuerda que la enfermedad te puede dar más de una vez y para evitarla es indispensable lavarse las manos, no acudir a lugares públicos, no compartir gotas ni automedicarse y en especial no tocarse los ojos, ya que, además de poder dañarte la vista y empeorar el padecimiento, aumenta las posibilidades de contagio. Saquemos esa magia que tanto nos caracteriza y prevengamos el daño, es más fácil que curarlo.