En peligro la cueva de Aktún Xpukil

Despojan del manejo de la gruta a una familia que había sabido explotarla cuidadosa y armoniosamente.

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Vista del interior de la cueva de Aktún Xpukil. (SIPSE)
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Sergio Grosjean/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- La hacienda Calcehtok, ubicada a 67 kilómetros al sur de Mérida, sobre la carretera de Maxcanú a Muna, se caracteriza por el gran número de grutas distribuidas en las regiones aledañas, de las cuales destaca una por su tamaño e importancia arqueológica llamada Aktún Xpukil (Cueva del Ratón), cavidad ampliamente conocida en el medio espeleológico y reportada desde 1890 por Heilprin.

Desde hace décadas, la caverna se ha convertido en un atractivo turístico de talla internacional, generando además una extensa gama de narraciones míticas que los avecindados de Calcehtok transmiten con reserva a los extraños, mismas que han sido plasmadas en diversos artículos y libros por Carlos Evia (famoso espeleólogo yucateco; se le localiza en la Facultad de Antropología de la Uady). 

Existe gran número de testimonios acerca de rituales que se relacionaban con las cuevas. Xpukil no es la excepción, ya que la evidencia sugiere que tuvo una función importante como recinto ceremonial. Se presume que los seres sobrenaturales y deidades mantenían una estrecha relación mística con los antiguos mayas y estos últimos tenían la obligación de cuidar que sea adecuada y armoniosa, ya que la vida giraba en torno a ellos, y es por eso que los mayas practicaban rituales que establecían una suerte de reciprocidad con los dioses, es decir, las personas recibían dones pero también debían agradecerlos y corresponder con ofrendas, ya sea de sangre, como en el caso de los autosacrificios de perforación de orejas o de lengua, o bien, con la ejecución de un ser humano.

También podía ofrendárseles comida u objetos valiosos, e hipótesis sugieren que los mayas realizaban este tipo de ceremonias en el interior de las cuevas. Algunos de los rituales eran enfocados a la curación, que se hace evidente con la impresión en manos de color rojo que encontramos en las paredes de las cuevas, pues éstas representan la sangre y la vida. Otros rituales están de manifiesto en las improntas en color negro que posiblemente se relacionaban con rituales de iniciación durante la pubertad, es decir, cuando el individuo dejaba de ser niño, pero tampoco era adulto y, por ende, no había lugar en la comunidad donde estuviera bien y debido a ello éste era catalogado un peligro para la sociedad y por esa razón se requería un ritual especial en el que se implicaría la muerte simbólica del iniciado para luego renacer y reincorporarse a la sociedad.

Otras ceremonias podrían ser la petición de buena cacería, producción de miel, protección de la milpa, del monte y pueblo, así como ceremonias funerarias e incluso hasta la investidura de poder. Pero hoy la situación ha variado, ya que esta gruta es utilizada con fines turísticos desde hace décadas, y de ella viven varias familias, principalmente la familia Cuy, estirpe que ha sido guía del sitio por más de un siglo, siendo además personajes apreciados por la comunidad.

Nueva reglas de ejidatarios

Pero ahora se presenta un grave problema, ya que desde hace ocho días, los señores Camilo Tzec y su esposa doña Ada, posesionarios del terreno ejidal, impusieron nuevas reglas de operación, por lo que estos tradicionales guías no pueden continuar su trabajo de la misma manera, bajo el argumento de que el cobro del servicio de ellos debe beneficiarle a todo el ejido y, por consiguiente, las utilidades son repartidas entre todos los ejidatarios, según comentaron amablemente Camilo y esposa.

Luego de nuestra visita, para la cual nos guiaron dos personas muy amables pero sin la experiencia y preparación necesaria, sobre todo si la comparamos con la formación de la familia Cuy, nos percatamos que esta situación puede afectar al sitio ya que observamos sinnúmero de recientes improntas en las paredes que agreden el contexto cultural e histórico. Además, la seguridad de los visitantes se ve afectada por la misma inexperiencia de los nuevos guías, quienes también nos hicieron relatos muy simpáticos pero imprecisos.

De la misma forma, el costo de la entrada nos resultó elevado si consideramos la falta de equipo, llámese cascos, lámparas y adecuaciones de seguridad que deberían proporcionarle al visitante, aunado a que el guía recibe el “vuelto de la manteca” por sus servicios, según narraron.

Le hacemos un atento llamado a los propietarios y al ejido para que se abra un diálogo entre ellos y los veteranos guías con la finalidad de que lleguen a un acuerdo justo que permita a los turistas seguir disfrutando del bello paisaje subterráneo de la mítica cueva de Xpukil. Mi correo es [email protected] y twitter @sergiogrosjean.

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