Llegan desde Tabasco con su deliciosa carga

Al pasar por la Avenida 1 de Mayo, el dulce olor de la piña atrae a los clientes.

|
Los vendedores de piña en ocasiones tienen que rematar su producto. (Foto: Jorge Acosta/ Milenio Novedades)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

MÉRIDA, Yuc.- En esta temporada al pasar por la Avenida 1 de Mayo, cerca de las que fueron las bodegas de la ex estación del ferrocarril se respira un olor agradable, que de inmediato es asociado con algo dulce, y vaya que lo es, al provenir de cientos de piñas, que productores tabasqueños traen a vender a esta ciudad, actividad que realizan desde hace años.

Provenientes de Huimanguillo, desde hace ya algunos meses es común observar algunos improvisados puestos, donde los productores ofrecen piñas, cosechadas de sus propias parcelas y con la garantía de estar dulces y jugosas, además de su buen precio.

“Antiguamente el transporte se hacía por el ferrocarril, llenábamos un vagón, que se quedaba a un costado de la ex estación, ahora ya no hay eso, todo tiene que ser en camiones que fletamos por unos 12 mil pesos. En cada uno traemos aproximadamente unas ocho toneladas de piña, no pueden ser más pues tienen que estar bien estibadas y protegidas entre zacate para que no se vayan a magullar”, relató Arnulfo Moreno de la Cruz, quien llegó hace unos días de Huimanguillo junto con otros cuatro familiares.

“El otro día se paró un oficial, creo que era federal porque su uniforme es diferente a los policías que pasan en las patrullas. Me dijo, te voy a comprar un piña, pero garantízame que estará dulce y jugosa”, dijo.

Explicó que a los pocos días el oficial regresó y se llevó tres más.

Mencionó que antes de venir a Mérida tienen que cumplir ante las autoridades correspondientes con una serie de requisitos para la introducción y venta de un estado a otro, con el objetivo de garantizar que está libre de cualquier plaga u otra cosa dañina. “Antes de entrar a Yucatán nos piden esos documentos”, indica.

Sentado en una improvisada banca hecha de una tabla y piedras, y protegido del fuerte Sol con un endeble toldo, Arnulfo comenta que para vender más rápido sus productos llevan una parte en dos camionetas a pueblos cercanos o tianguis.

Lo más leído

skeleton





skeleton