Pitufos 'embrujados' en Mérida

En los años ochenta los duendes azules gozaron de gran popularidad y fue una de las caricaturas más exitosas, pero de pronto...

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Este es uno de los pitufos que le entregó la familia de Mérida a Jorge Moreno debido a que estaba atemorizada por supuestos hechos paranormales atribuidos al juguete. (SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- En los años ochenta se dieron a conocer por primera vez las caricaturas de Los Pitufos, y por más de una década fueron las favoritas de millones de niños en todo el mundo. México no fue la excepción e incluso fue uno de los principales consumidores de peluches, juguetes, ropa y todo tipo de souvenirs de estos pequeños duendes azules.

Sin embargo, de pronto hubo una paranoia con relación a si estos eran “diabólicos” o si cobraban vida por las noches, esto a raíz de un suceso que ocurrió en Monterrey sobre la muerte de un niño y después sucesos sobrenaturales en diversas partes del país incluyendo Mérida. Pero, vayamos por partes.

Cuando estas caricaturas tuvieron todos los reflectores empezaron a salir a la luz varios datos que empezaron a preocupar a los adultos, principalmente a los padres de familia que permitían que sus hijos se la pasaran horas viendo los pitufos o jugando con ellos.

Se decía que los pitufos representaban a los pecados capitales, que “Papá Pitufo” simbolizaba al diablo y que los rituales que hacían con el fuego eran pactos demoniacos; además, los “expertos” afirmaban que artísticamente los dibujos animados no eran de calidad, por lo que les extrañaba su éxito tan de pronto.

Dibujante desconocido

Y se mencionaba que el creador de los mismos era un dibujante desconocido y sin éxito que hizo un pacto con el demonio por medio del cual le vendió su alma a cambio de mucho dinero, el cual consiguió con las caricaturas de Los Pitufos.

Por este y otros motivos, varios gobiernos cancelaron o prohibieron la exhibición de estos dibujos animados en sus países, pero el caso de México merece mención aparte, pues la histeria y pánico por los Pitufos no vino por lo antes mencionado.

Resulta que en los años ochenta, un día todas las secciones policiacas de los periódicos de Nuevo León publicaron la terrible noticia sobre el asesinato de un niño en su propia habitación; al parecer, “alguien” había entrado (no fue un ladrón, pues no se robaron nada) y degolló al niño.

Pasaron los días y no hubo pistas sobre el asesino, pero en una foto que publicó un periódico se observaba la cama del niño y a un costado un pitufo de peluche; a alguien se le ocurrió decir entonces que el pitufo lo había asesinado y fue así como vino una especie de “histeria colectiva”, primero en Monterrey y después en el resto del país.

A partir de ello, muchas familias mexicanas prohibieron que sus hijos jugaran con sus muñecos de los pitufos y en algunos poblados hasta fueron quemados en pequeñas ceremonias realizadas por brujos de magia blanca.

Pitufos que cobraban vida en Mérida

En Mérida, tuve oportunidad de investigar un par de casos sobre dos familias que aseguraban que sus pitufos cambiaban de lugar y se movían solos, pero tras la investigación pude descubrir que el motivo no era por las caricaturas en sí (ni por el “alma en pena” del niño asesinado en Monterrey), sino por otro embrujo que les hizo un vecino, utilizando casualmente como “objeto de carnada” un pitufo.

Cuando concluí la investigación, las familias ya no se quisieron quedar con esos juguetes, ya que por precaución o por sugestión, preferían tenerlos lejos, fue por ese motivo que me los donaron, y aún permanecen como recuerdo de ese caso en el Museo Paranormal de Mérida.

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