Por una tambora, Lorenzo se quitó la vida y su padre perdió la razón

El extraordinario caso que derivó en apariciones fantasmales sucedió en Sinaloa hace ya 28 años.

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Exactamente tres años después de suicidarse un joven que tocaba a diario una tambora, falleció su padre, y después varias personas han dicho haber visto el fantasma del joven en Sinaloa. (Jorge Moreno/Milenio Novedades)
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Jorge Moreno/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Hoy les presento el relato de un caso que tuve oportunidad de investigar personalmente en el estado de Sinaloa; es una historia conocida en esos rumbos y que aparte de paranormal tiene tintes dramáticos, y hasta una especie de moraleja, de ahí que en varias partes del país también se hable de ello.

El caso que a continuación les presento ocurrió en el poblado de Culiacancito, Sinaloa (no confundirlo con la ciudad de Culiacán, la capital de ese estado), se le conoce como el caso del “fantasma de la Tambora".

Hace ya 28 años, un adolescente de nombre Lorenzo se suicidó porque su papá le quitó y le rompió su adorada tambora con la que tocaba todos los días en la puerta de su domicilio.

Imagino que sería bastante el cariño que el muchacho tendría por este instrumento para llegar al grado de suicidarse; los vecinos no se sorprendieron de ello, pues decían que por años no pasaba un día sin que el entonces niño tocara, sentadito junto a la escarpa o en una sillita que sacaba; sacando de “oído” diversas melodías de moda, principalmente cumbia y música de banda. 

Tras el velorio y el entierro de Lorenzo, no se escucharon misteriosos sonidos de una tambora, ni se vio el fantasma del joven rondando el lugar.

La sorpresa

No, a partir de su muerte, ocurrió algo inesperado, pues fue tal el arrepentimiento de su papá, que compuso la tambora que días antes había roto y empezó a vagar por las calles tocando la vieja y resarcida tambora... Perdió la razón, nunca más regresó a su casa.

Ni siquiera la esposa del señor, sus hermanos ni sus propios padres (abuelos del joven) pudieron convencerlo de regresar a casa, le pasó algo muy parecido a la leyenda de la señora del muelle de San Blas, quien por años pierde la razón por esperar al amor de su vida, aunque en este caso fue por el remordimiento por haber propiciado la muerte de su hijo.

Luego de tres años, el papá de Lorenzo murió en un parque público donde dormía; murió tocando la tambora… 

Para ese entonces estaba todo harapiento, parecía un indigente, en varias ocasiones lo metieron a la cárcel pública pero al salir hacía lo mismo –tocar la tambora-, sólo quienes lo conocían o estaban enterados de su caso sentían compasión por él y le regalaban comida.

Las apariciones

Tras su muerte, tampoco se escucharon misteriosos sonidos de la tambora ni se vio el fantasma de este señor rondando el lugar. Esto sería entre comillas, lo lógico en el mundo paranormal, pero no fue así. 

A partir de la muerte del padre, la gente que transita todos los días por ahí, asegura haber visto el fantasma del hijo, sentado en el mismo sitio en donde murió su papá, dicen que desde el más allá ha regresado y perdonado a su padre. O al menos eso afirman quienes los conocieron en vida, ya que en un lapso de tres meses se contaron hasta 15 reportes de personas que no se conocen entre sí y que describieron a Lorenzo tras verlo en esa banca y después desaparecer como fantasma.

Lo sorprendente del caso es que padre e hijo murieron el mismo día, es decir un 30 de agosto; Lorenzo en 1987 y el papá tres años después. Este último falleció de un infarto, lo que significa que no se suicidó, sino que el destino hizo una broma macabra al llevárselo a la muerte el mismo día que su hijo.

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