El amor alivia la tristeza

Alejandra Jiménez, experta en ontología, afirma que es necesario enseñar a los hijos a saber vivir felices, con certidumbre y confianza, que se sientan amados.

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La invitada al programa, Alejandra Jiménez, flanqueada por Mary Liz Escalante y Alis García. (Foto: Milenio Novedades)
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Mérida, Yuc.- Para hablar de la familia y los problemas que en ella se dan, el programa “Salvemos una vida”, conducido por Alis García y Mary Liz Escalante, invitó a Alejandra Jiménez, experta en ontología.

“La tristeza es una de las emociones que afecta el físico, la mente y el alma de la persona. Cuando en la familia alguien está triste, es necesario buscar los antídotos, no las causas. El primer antídoto es hacerle saber que pase lo que pase, y sea lo que sea, le amamos y le abrazamos. En esto hay que ser congruente, si lo decimos, tenemos que demostrarlo”, comentó.

Dijo que cuando una persona está triste hay que ser muy paciente, porque neutralizar la tristeza requiere de acciones positivas, que la persona se sienta valorada y que existe para bien. “La tristeza también puede ser reflejo de errores nutrimentales, que nos falten vitaminas y minerales. Cuando la gente está triste, lo primero que hace es no moverse. Hay que invitarla a caminar, a salir de manera positiva, sin reclamos ni haciéndolo sentir culpable”.

Alejandra Jiménez aseveró que la parte más delicada de la tristeza es cuando la persona cree que su vida perdió sentido. “Es cuando comenzamos coquetear con ‘la pelona’ y a decir que la vida no vale nada, como José Alfredo Jiménez. Pero por qué mejor no hacer que nuestra vida valga experimentando cosas nuevas; por ejemplo, aprender a cocinar, a dibujar, en fin, actividades creativas que nos hagan sentir valiosos”, indicó.

Mary Liz mencionó que también es importante llevar a la persona al médico para que descarte algún problema físico, y una vez hecho esto, invitarle a realizar actividades que le gusten y le hagan sentir bien.

Alejandra Jiménez dijo que en el caso de los niños, hay que preguntarles por qué están tristes. “Lo que tenemos que decirle es que nunca vamos a permitir que nada malo le pase, ni que lo lastimen. Porque si se trata de acoso escolar, el niño no siempre lo va a decir, pero cuando una verdad se revela, tenemos que brindarle nuestro apoyo y, en dado caso, buscar ayuda profesional. En ‘Salvemos una vida’, nos pueden ayudar con esto. El apoyo psicológico no tiene costo”, mencionó.

“Debemos entender que necesitamos refuerzo. En ocasiones ese pequeño necesita una persona idónea que le ayude, no que lo juzgue. Una de las formas de curar la tristeza, es ser buen escucha, porque si la persona tiene dolor y nos ponemos a juzgarla, de la tristeza pasará a la depresión”, puntualizó.

Alis García dijo que muchas veces los niños que sufren acoso escolar no quieren contarlo, ya que se sienten amenazados.

La invitada dijo que la escuela debe solucionar el problema de disciplina de los niños que ejercen el abuso. “Cuando el acoso toma matices de daño físico, psicológico y hasta sexual, de acuerdo a la ley el padre es responsable del abuso que ejerce su hijo. La escuela tiene que hablar con los padres y estos comprometerse a corregir su conducta con apoyo profesional. Se puede solicitar que cada niño lleve una constancia de apoyo psicológico en este problema, si no la lleva, el director está facultado para darlo de baja”, expresó.

Alis García dijo que muchas escuelas no ponen en práctica esto y por lo general los padres del niño abusador salen en defensa de su hijo, y “los directores, al no querer meterse en problemas prefieren expulsar al niño que sufre acoso que a los acosadores, y esto continúa porque agarran a otro para fastidiarlo”, apuntó.

Alejandra Jiménez Virgen señaló que cuando se inscribe a un niño a la escuela se deben explicar las consecuencias para quien ejerce acoso escolar. “También es importante que se les dé a los padres el reglamento, que lo conozcan y vean que se cumpla. En casos recurrentes de acoso, la comunidad escolar tiene que unirse para pedir que se le expulse si los padres no hacen nada al respecto. Muchas veces los hijos aprenden a ser violentos en casa. Según ellos les están enseñando a defenderse, pero ¿dónde quedan los límites y el respeto a los compañeros de clase?”, cuestionó.

Regresando al tema de la tristeza, Alejandra mencionó que cuando al hijo le prometen que lo van a cuidar y a proteger y no lo cumplen, esto le causa enojo. “Si no son bien informados de lo que pasa, por ejemplo en el caso de un divorcio, ellos deciden desquitarse porque siempre van a buscar un culpable de que no sean felices. El proceso de la tristeza en los infantes no es más que el reflejo de lo que pasa en su casa. Muchas veces cuando el chico necesita apoyo emocional, generalmente los del problema son los adultos”, expresó.

Agregó que es necesario enseñar a los hijos a saber vivir felices, con certidumbre y confianza, saberse amados, tener una alimentación saludable y hacer ejercicio. “Estas son las cinco pautas para garantizar un estado de felicidad, tener un sentido de vida. Si usted es adulto y pasa por depresión, tiene que ver en dónde está enfocando el sentido de su existencia. Busque soluciones”, señaló.

“Hay algo que se llama tristeza social. Gente que tiene dinero, educación y respeto de la sociedad, y sin embargo está triste. Esas personas aprenden a actuar, a fingir que son felices cuando en realidad no lo son. La persona tendrá que aprender a ser honesta consigo misma. La primera constante para resolver un problema es reconocerlo”, manifestó.

Mary Liz Escalante comentó a manera de ejemplo que “hay mujeres que ven su matrimonio en crisis y muchas veces su esposo ya no las quiere pero siguen ahí”.

En respuesta, Alejandra Jiménez dijo que muchas veces eso no significan que no las quieran, sino que las cosas han cambiado para madurar. “Tenemos que ser realistas, no se le va a pedir a alguien de 50 años que le quiera y le ame como cuando tenía 18. No significa que no le quiera, sino que ha madurado en el amor. Tal vez sea menos pasional, pero es más compasivo y se admira que haya estado en las buenas y las malas”.

Añadió que cuando alguien decide dejar a otra persona, el problema es para el que se queda abandonado. “Pueden echar muchas culpas los que se van, decir que no le ponía atención, que no estaba cuando le necesitaba, etcétera, pero ese tipo de agresiones no son más que justificantes para no sentirse culpables de romper un matrimonio. En realidad sólo se están curando en salud. Si usted pasa por este cambio de vida, puede descubrir que es lo mejor que le puede pasar, porque va a florecer, y gracias a Dios que se fue, porque no le dejaba ser”, expresó Alejandra Jiménez.

“En ‘Salvemos una vida’ hay gente que le puede ayudar, déjese ayudar. Hay gente experta que le puede apoyar a hacer un cronograma de vida, tal vez es tiempo de crecer y ser su propio proveedor”, apuntó.

Dijo que lo más importante que se debe reflexionar antes de unirse a otra persona es entender dónde está el respeto hacia la otra persona y a sí mismo.

“Muchas deciden aguantarse una vez casadas, pero el enojo, el rencor y algo muy triste, el desamor, crece día con día. Eso tarde o temprano va a reventar, por eso lo primero que deben hacer las parejas jóvenes es darse cuenta de qué quiere cada uno en lo personal, para ver si pueden llegar a una conjunción de valores y metas”, expresó.

Por último, reiteró que el primer neutralizador de la tristeza es el amor, el apoyo a la persona y, sobre todo, cumplir con sus promesas de cuidado y protección.

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