Queridos lectores: “agárrense”, pues ya se acerca una tormenta de nieve inminente, pero, aunque lo parezca, la nieve no caerá del cielo y mucho menos estará congelada. La tormenta de la que hoy les escribo es ya una vieja conocida llamada influenza, la cual tenemos un poco olvidada al dejar de lado su prevención, pues con la temporada decembrina que ya se acerca llegan las enfermedades respiratorias y en este año parece que se han adelantado, pues ya vemos al IMSS repleto de “moqueantes”.

Se supone que ya se inició la campaña anual de vacunación contra la influenza, digo se supone porque la vacuna está difícil de encontrar, pero dicen las autoridades que habrá suficiente y que vendrá buenísima, pues protege contra varios tipos de gripe, incluyendo la AH1N1 que probablemente regrese a visitar nuestro país en esta temporada; además, tiene muy pocas contraindicaciones como la alergia al huevo y tener más de 38 grados de temperatura a la hora de la aplicación.

Los primeros que deben ser vacunados son quienes trabajan en el área de la salud, seguidos de niños, adultos mayores e inmunodeprimidos como los pacientes VIH positivo. ¿Pero qué pasa con los demás, se les abandona a su suerte? ¡No! Aún hay magia para ellos y, como ya habíamos comentado antes, se llama prevención.

Los invito a que nos lavemos las manos cada vez que saludemos a alguien, llevemos nuestro antibacterial a todos lados, si estamos enfermos usemos cubrebocas y si vemos a alguien con tos o con algunos estornudos, lo invitemos a taparse y no salir de casa.
Ya en una ocasión vencimos a la influenza, así como hace poco le ganamos a la conjuntivitis y disminuimos dengue, zika y chikungunya; hagámoslo de nuevo con prevención y evitemos la tormenta de nieve gripal.