'Si juzgas a las personas no tendrás tiempo de amarlas'

El objetivo de Libia Novelo Domínguez es dar un hogar y atención a indigentes que acuden al centro de rehabilitación Cottolengo.

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La generosidad de Libia Esther Novelo Domínguez es una herencia de sus padres y que ahora fomenta en su familia. (Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Ayudar sin juzgar, sin pretextos y de corazón son las premisas que rigen la labor de Libia Esther Novelo Domínguez, quien desde hace 30 años apoya la causa del Centro de Rehabilitación y Asistencia para Alcohólicos “Cottolengo”.

Actualmente es presidenta del patronato que se organizó para el proyecto de la Casa del Buen Samaritano, un albergue para hombres y mujeres en situación de calle por vivir los efectos más profundos del alcoholismo y la drogadicción.

A pesar del riesgo que implica ayudar a alguien con alguna adicción, por la posibilidad de recaer, desde que recibió la invitación de trabajar a favor de ellos, por su fundador, el padre Raúl Ignacio Kemp Lozano, no se detiene, incluso por las dificultades físicas, porque aunque se maneja con las consecuencias de repetidas intervenciones quirúrgicas en su cadera,  su servicio continúa tan firme como el primer día.

En colaboración con el patronato del Cottolengo y el nuevo grupo que lidera para la construcción de la casa,  empuja la misión toca puertas, organiza eventos y procura fondos en todos los lugares posibles, para que el sueño sea posible. 

“Si juzgas a las personas no tendrás tiempo de amarlas”, reza una frase célebre de la Madre Teresa de Calcuta, forma parte de la filosofía de la agrupación y Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul que atienden a los que se albergan en el centro de rehabilitación y asistencia.

Altruismo espontáneo

Sin proponérselo, con una vida rodeada de amor y el gen de la generosidad latente por herencia de sus padres, supo del trabajo de Cottolengo, derivado de la amistad de su familia con el sacerdote Kemp, mejor conocido como el “Padrino”. Se sorprendió de ver los resultados, y decidió colaborar hace tres décadas y desde entonces su aportación es constante y no tiene la intención de detenerse.

Primero apoyó de manera regular con un grupo de amigos, luego se integró al patronato y ahora es la presidenta del otro patronato que se fundó, un puesto que disfruta al liderar la causa y que no piensa dejar. Colabora en ambas.

“Nunca te faltan familiares que les guste el alcohol, y viendo el daño tan grande que provoca el alcoholismo, me animé a ayudar, ahí veía como sucedían los milagros, cómo hombres acabados, de pronto resurgían y se volvían personas útiles a la sociedad, volvían a su familia, ya no dañaban y eso me emocionó y me animó mucho”, recordó.

Su esposo e hijos, los testigos de cómo logró conjugar sus dos grandes misiones: su familia y el altruismo y hoy en día la reconocen, la admiran y es un ejemplo a seguir por sus retoños y nietos, quienes también apoyan la causa.

“La vocación de servicio viene de mis padres, ellos siempre ayudaban, recuerdo mucho una vez que a mi padre le robaron su coche, y luego de encontrar al culpable, hasta lo ayudó, porque se conmovió que era un joven de la edad de mis hijos”, agregó sonriente.

Mujer de propósitos

Ser parte de acciones que favorecen a los sectores vulnerables no la alejan de las dificultades de la vida, pero la fortalecen para tener el espíritu inquebrantable, por eso pese a ser viuda, quedarse al frente del negocio fundado por su esposo, afrontar problemas en su salud y ser un pilar importante de su familia, no pensó en dejar la misión de Cottolengo, sino la llevó a otro nivel, porque tiene la responsabilidad de encabezar el grupo que procura los fondos para la construcción de la Casa del Buen Samaritano, un espacio anexo al centro de rehabilitación. 

“Este lugar es para los que no tienen hogar, ni comida, que viven en la calle, que te enteras en los periódicos que mueren entre la basura; gente que protege, yo también soy protectora de los animales, pero si hay gente que cuida los huevos de la tortuga ¿quién cuidará de los seres humanos? Este no es sólo problema de ellos, es de todos, es de toda la sociedad, porque cualquiera podría llegar a quedar en ese estado”, dijo con esa voz contundente y dulce que la caracteriza.

Actualmente están en la búsqueda de más donadores en dinero y especie, recientemente recibieron una importante aportación del Ayuntamiento de Mérida y siguen abiertos a la generosidad.

Además, la agenda anual del patronato inicial no se detiene porque organizan eventos sociales para recaudar recursos para la operación del Cottolengo y promocionar el centro con el fin de que las personas con el problema del alcoholismo sepan que pueden acudir y recibir toda la atención de manera gratuita. 

“Hay momentos difíciles, pero buscamos ayuda, recurrimos a amigos, autoridades y confiamos que se va a poder. Realmente me encanta trabajar, mi deseo es que las personas que viven en las calles puedan reincorporarse a la sociedad lo que más que se pueda y que quieran, nosotros no los vamos a obligar, ni  a retener, pero queremos recordarles cómo se siente tener un sitio donde dormir, comida caliente, estar aseado, ropa limpia y que puede volver a ser útil para sí y los demás. Hay tiempo para todo y la familia es muy importante,  por eso esa gente me preocupa mucho porque esas personas no sé si tienen familia o si la tienen quién sabe dónde está”, comentó reflexiva.

Hoy en día en el proyecto de la Casa del buen Samaritano apoyan estudiantes que hacen un estudio de cuántas personas en condición de calle alcohólicas y drogadictas viven en Mérida, de igual manera cuenta con el apoyo de sus nietos, a quienes involucra para inculcarles el valor de condolerse de la desgracia ajena y no ser indiferente, porque está convencida que no hay que esperar a que el gobierno resuelva un problema en el que la sociedad puede ser parte de la solución.

“Cuando empecé a ir al Cottolengo, no había ni camino, era puro sacbé, así nos íbamos, el lugar me gusta mucho, hay mucha paz, con todo y que hay 100 personas con problemas y a veces más de 100, se respira paz, hay algo mágico: Dios, él está presente en cada momento y cuando se bajan nuestras ganas, volvemos a retomarlas porque Dios nos ayuda”, concluyó. 

Perfil

  • Libia Esther Novelo nació en Mérida el 30 de mayo.
  • Los reconocimientos más significativos que ha obtenido en 30 años de servicio es el de la gente que apoyó, de las hermanas, el patronato, el padre Kemp y Dios.
  • Es viuda de Mario Alberto Cáceres Bernés (q.e.p.d.) con quien tuvo seis hijos (tres mujeres y tres hombres). 
  • Sus padres: José Jesús Novelo Navarrete y Libia María Domínguez Font. 
  • Los interesados en cooperar con la Casa del Buen Samaritano, en donativos en efectivo o especie (materiales de construcción o víveres no perecederos), pueden comunicarse a los siguientes teléfonos: 9992576982, 9991493532, 9995753366, o al de oficina 9239417.
  • El número de cuenta para aportar el monto que se ajuste al bolsillo es: 65504793149 del banco Santander. 

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