Atención a adictos le cambió visión de la vida

El director del Centro de Integración Juvenil Mérida, Víctor Roa, está orgulloso de ayudar a jóvenes a salir de drogas o el alcohol.

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La labor en el CIJ enriqueció la vida de Víctor Roa Muñoz desde hace 25 años. (Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Convencido de que para ayudar a cambiar el proyecto de vida de las personas que viven con alguna adicción es necesario ser sensibles, trabajar con calidez, calidad y ponerse en los zapatos del enfermo, Víctor Roa Muñoz está entregado a su labor del Centro de Integración Juvenil Mérida desde hace 11 años, como director, y previamente tuvo una historia de 14 años al servicio de esta institución en otros estados.

“Este trabajo me ha acercado más a mi hijo y a mi esposa,  a ser más sensible a lo que viven hoy nuestros niños, niñas y adolescentes, entenderlos,  aún más a sus familias, lo veo como padre y esposo. Al ser empáticos nos permite entender su dolor, el sufrimiento, la falta de información de la gente, y que tenemos la oportunidad de escucharlos, orientarlos, y ayudarlos a transformar sus vidas”, expresó al hablar de cómo ser parte de este proyecto ha enriquecido su vida desde hace 25 años.

El director del CIJ Mérida se autodenomina un “yuca wach”, porque aunque no nació en Yucatán, su familia y corazón  ya está sembrado en tierra maya, desde donde aporta a mejorar el futuro de generaciones libres de adicciones. 

De arquitecto a construir un proyecto de vida con impacto social

En su juventud deseó ser arquitecto, pero en la búsqueda de proyecto de vida, y gracias a la orientación vocacional, descubrió la licenciatura en trabajo social, sumado al contexto en el que vivía en su natal Veracruz donde observaba un abuso de bebidas alcohólicas;  identificó una oportunidad para contribuir a la prevención de adicciones y decidió estudiar la carrera en la Universidad Veracruzana.

Desde su época de estudiante el compromiso por lograr impactos positivos en la sociedad ya estaba madurando como parte de su perfil profesional, fue así como realizó su servicio social en el Centro de Integración Juvenil y posteriormente en su especialización en la Ciudad de México se integró en la plantilla laboral. Desde entonces ha permanecido en la institución con diferentes responsabilidades y fue en  2004 cuando le tocó ser la cabeza del CIJ de Yucatán.

Yucatán en el mapa de su vida

Yucatán apareció en el mapa de la vida de Víctor Roa por amor, porque conoció al amor de su vida en la capital del país, cuando apenas se comenzaba su historia laboral; ella oriunda de tierra maya. Luego de casarse  en el DF, visitaban con regularidad la capital yucateca para no perder el contacto con la familia, y en el 2003 se presentó la oportunidad de un traslado y aplicó para la dirección del CIJ y con familia nueva, el espíritu renovado y el deseo de aportar se instaló en su nuevo sitio de residencia a partir de 2004.

Cuando llegó se encontró con una Mérida tranquila, bella pero claramente dividida; distinguió tres partes el norte, el centro y el sur, en este último se ubicaban los principales problema de adicciones. Destacó que en los próximos años descubrirían que el tema no  se supedita a las clases sociales, código postal, escolaridad o género y así como atienden todos los sectores.

“Todos estamos expuestos, hay hombres y mujeres consumiendo, y aunque históricamente el hombre es el que se ha identificado más con las adicciones, las encuestas indican que el consumo está creciendo más en mujeres que en hombres”, apuntó.

En el centro notó que la labor era valiosa, pero no se había aprovechado la relación con las instituciones de las tres órdenes de gobierno y la sociedad civil para sumar fuerzas y lograr un impacto mayor. Fue entonces cuando se tomó la tarea de establecer las alianzas para que el CIJ tuviera más participación en diferentes campañas, trabajó arduamente con el equipo médico técnico para actualizarlos e  innovar en los programas y las campañas, integrar a la sociedad, a las nuevas generaciones de profesionales y estudiantes y vislumbrar, uno de los proyectos más  ambiciosos de la organización: la construcción de la Unidad de Hospitalización especializada en el tema de adicciones, cuya primera etapa se inauguró el año pasado.

El CIJ cambió su visión y cambia vidas

Con su incursión en el tema de prevención y atención de las adicciones, su visión de la vida cambió, se volvió más sensible y proactiva, pero el hecho de ser padre de familia y a la vez director de esta causa le ha aportado una perspectiva aún más especial, porque puede distinguir todos las situaciones de riesgos de los jóvenes, y con un adolescente en casa siente que su compromiso se ha fortalecido. 

“Nuestro principal objetivo es fortalecer la prevención, actualmente contamos con estrategias atractivas para los niños y adolescentes para evitar que se inicien en el consumo de drogas y también retardar la edad de inicio, principalmente con el alcohol y el tabaco, que son las principales adicciones. No obstante estamos en constante actualización para que junto con los programas municipales y estatales podamos impulsar la detección temprana y la canalización oportuna y en ese sentido hemos avanzado en los últimos tres años, un 60 por ciento de los atendidos son adolescentes que son detectados en las escuelas y con canalizados de inmediato, lo que significa que el trabajo preventivo va por buen camino”, abundó.

En su experiencia ha conocido miles de jóvenes que con el acompañamiento del centro han logrado no sólo salir del círculo de las drogas o el alcohol sino que se han reincorporado a la vida productiva y familiar, muchas veces con éxito.

Recuerda una historia de un muchacho que llegó a Mérida huyendo de Estados Unidos por problemas con sustancias ilegales, adicto a la cocaína y la marihuana, quien luego del tratamiento dejó el vicio.

Su familia sumamente agradecida se desvivía ofreciendo su ayuda para devolver un poco de los importantes beneficios que habían obtenido no sólo en el joven, sino todos los parientes, ya que de acuerdo al programa todos se involucran en el proceso.

Al cabo de un tiempo el padre de esta familia tuvo un accidente y aquel chico en el que nadie creía, renovado, tomó las riendas del hogar apoyando en el sustento y atención de su progenitor.

El reto de la procuración de fondos

A pesar de contar con una subsidio del Gobierno Federal, instituciones y autoridades, los recursos resultan insuficientes para atender el problema, por lo que han resuelto el problema con alianzas estratégicas y la labor del patronato, el primero lo presidió el abogado Jorge Aguilar y Aguiar, y actualmente la presidenta es Laura Castro Gamboa, el cual realiza eventos sociales para recaudar recursos para apoyar los gastos operativos y seguir abonando al proyecto de la Unidad de Hospitalización especializada en el tema de las adicciones, cuyo terreno fue donado por el gobierno estatal en el 2007. 

Este complejo médico es el único en su tipo y será accesible para atender a la mayor población afectada, las familias de bajos recursos. 

El patronato organizó la pasarela “Colores de primavera” con una importante tienda departamental, y tendrá lugar el 21 de marzo en la Hacienda Chichí Suárez, donde además se servirá un desayuno, habrá rifas, show cómico con Tina Tuyub  y se montará una exposición y venta de artesanías.

A los invitados se les sugiere ir con vestimenta con algún detalle regional o traje mestizo. Los detalles se pueden consultar en el sitio de Facebook del CIJ. 

Perfil

  • Víctor Roa Muñoz nació en Xalapa, Veracruz, el 8 de noviembre de 1964.
  • Al nivel nacional, el CIJ  le entregó un reconocimiento al Centro de Mérida por productividad.
  • Destacaron al nivel sureste, porque en  2014  atendieron a 70 mil personas en actividades preventivas, 1, 600 personas en tratamiento, 800 usuarios de drogas y 800 familiares, con un equipo de siete personas (equipo médico técnico) con el apoyo de 50 voluntarios, entre profesionales y estudiantes.
  • Este año cumplió 10 años el grupo de apoyo integrado por parejas y familias con hijos que consume drogas y están en proceso de rehabilitación. 
  • En México ,46 años; en Mérida, 41 años, 30 años con Aida Marín. 

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