Comunidad Educativa 'Ki’imakóol' apoyan a la inclusión

A través de la psicología y las artes apoyan a la inclusión.

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Instructores y alumnos del grupo “Ki’imakóol”. (Jorge Acosta/Milenio Novedades)
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José Salazar/Milenio Novedades
MÉRIDA.- Con el fin de brindar un espacio en el que los participantes alcancen el máximo desarrollo integral personal mediante técnicas artísticas fundamentadas en la psicología y otras ciencias que exploten su creatividad, surgió “Ki’imakóol” (que significa “el espíritu está alegre”, en lengua maya).

En el lugar, ubicado en la avenida del Deportista entre calle 60 norte y Prolongación de Paseo de Montejo, cuenta con el servicio de Comunidad Educativa “Ki’imakóol”, para niños de 2 a 6 años de edad, por la mañana. Por la tarde se trabaja con grupos de Creatividad y Movimiento, con niños a partir de año y medio de edad, y de Arte y Desarrollo, para niños en edad preescolar y escolar.

Además cuenta con la innovadora clase de Psicoballet, con niños a partir de los 8 años y el grupo Danza Inclusiva, para adolescentes y adultos con capacidades diferentes.

La psicóloga Nallely Chacón Ortiz, responsable de la asociación, explicó en entrevista que el Psicoballet es un método psicoterapéutico genuinamente cubano que utiliza la técnica de ballet como instrumento para su realización.

(Jorge Acosta/Milenio Novedades)

 

“Es una modalidad perteneciente a las Terapias de Danza y Movimiento, su creadora es la Dra. Georgina Fariñas, quien lo concibió hace más de 40 años en Cuba".

Este método combina ciencia y arte de forma armónica y balanceada teniendo la psicología como base y el ballet como instrumento de acción.

Inclusión

“Traer a mi hija a ‘Ki’imakóol’ fue lo mejor que me pudo pasar, llegué a este lugar buscando a alguien que le enseñara una coreografía para sus XV años y me encontré con muy buenas personas que compartían conmigo la experiencia de tener un niño con discapacidad”, relata la señora Sara Sosa, madre de Montserrat, quien acude al grupo de Danza Inclusiva.

Agregó que los niños y jóvenes de la comunidad, participaron como invitados en la fiesta de XV años de su hija. “Fue algo que también a ellos los incluyó porque no es algo muy común que a los niños con capacidades diferentes los inviten a una fiesta que es para jóvenes. Todos sacamos una buena experiencia de ello y a partir de ahí hemos estado participando los últimos dos años”, comentó.

A partir de que comenzaron a asistir a clases sus hijos, las mamás formaron un grupo muy unido.

(Jorge Acosta/Milenio Novedades)

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