¿Qué se necesita para enseñar un idioma?

Enseñar un idioma no es cosa "sencilla": va más allá de poder conocerlo y hablarlo.

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La primera vez que tomé voluntariamente clases de inglés fue en una escuela cercana a mi casa, la experiencia de conocidos que pasaron por esas aulas me alentó a inscribirme. Me dio una buena impresión saber que gran parte del personal era de hablantes nativos. Posteriormente, ya inscrita y siendo alumna, escuché de ellos mismos anécdotas de dónde procedían.

La mayoría eran hijos de mexicanos que se habían ido a vivir a Estados Unidos y Canadá. Y esto sería irrelevante si no fuera por el hecho de que muchos no poseían preparación alguna en educación. Pese a esto, había quienes tenían amplia experiencia y ofrecían cursos muy buenos. Pero al mismo tiempo conocí a docentes certificados en inglés que fueron rechazados por este tipo de escuelas, como si el no haber nacido en un país angloparlante los hiciera menos aptos para dar clases. ¿Dónde quedó la importancia de la didáctica? ¿Y la preparación socioemocional? ¿Qué pasó con la relevancia de conocer un idioma a profundidad para después enseñarlo cabalmente?

Jamás afirmaría que los hablantes nativos no puedan desarrollar estas habilidades, pues, al contrario, cuando opté por clases particulares tuve una profesora eslovaca que me hizo avanzar en mi comprensión lectora en inglés. Muy al contrario de esa escuela donde una chica, quien sólo estudió hasta la preparatoria y nació en Los Angeles, evidenció a uno de mis compañeros por un error y se ponía a platicar de temas que no venían al caso.

¿Y por qué recuerdo todo esto? Porque circula la noticia de que la SEP abrirá un proceso de selección para ser maestro de inglés en las normales y me alarman algunos comentarios que bien podrían resumirse en la opinión que desacredita a la docencia como un trabajo fácil y cualquiera. Estas opiniones coinciden en que sería mejor que todos fueran hablantes nativos.

Tan sólo razonemos sobre nosotros mismos como hablantes de español, sobre cómo escribimos y la poca importancia que le damos a las demás lenguas que se hablan en el país: ¿Somos todos por el simple hecho de nacer en México aptos de enseñar español en el extranjero?

Cabe aclarar que tampoco un papel nos garantiza la efectividad en el aula, muchos lo sabemos después de años detrás de un pupitre, pero no es justo demeritar la labor docente de quienes se esfuerzan frente a un grupo y por razones económicas no han podido hacer una estadía en el extranjero.

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