Si alguien me hubiera dicho antes que cumplir más décadas de edad era más divertido y menos estresante me hubiera brincado algunos años. La verdad es que estos tiempos millenials me gustan porque te permiten dejar de ocuparte de cosas que en otros tiempos eran estresantes y poder disfrutar un poco más la vida.

En otras décadas mudarse de ciudad parecía que arrancaba nuestras raíces y que abandonabas todo para encontrar la buena fortuna en otro sitio, con la convicción de que dejabas atrás tus quereres y no volverías a ello.

Hoy las distancias disminuyen gracias a la facilidad de entablar una conversación con otro a través del celular o cualquier tecnología, o mejor aún las rutas y ofertas para volar a otro punto del planeta son tan atractivas que el entusiasmo de viajar aumenta hasta en las generaciones mayores que la famosa X.

Según he leído, los millenials tienen la particularidad de querer mudarse cada siete años, por lo tanto no están interesados en comprar una propiedad, sino en rentar; para que cuando “el aire les lleve a otro lado” se puedan marchar sin tanto lío. Fácil.

También han arreglado otras opciones. Ya no están interesados en ocupar hoteles, sino las casas de otras personas en otros países llamados AB&B, lo que resulta económico, sin trámites y menos engorroso.

En fin, que las nuevas generaciones cargan menos apegos al mundo material. No sé si eso les permite vivir su vida de forma más cómoda, porque para su mala fortuna se aburren muy rápido de todo y de todos. Pero por el contrario tienen la oportunidad de hacer amigos en su ciudad, en su país, en otras naciones. Ojalá que los conserven.

Yo mientras aprovechó que es lunes, que ando de vaga con el mejor de los amigos y que seguiré caminando hasta el próximo lunes que regrese a casa. ¡Qué sea feliz!