Nalleli Calderón/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Desde hace nueve meses, crecen en el Parque Nacional Arrecife Alacranes, dos de las especies de arrecifes coralinos con estatus de protección especial: la Acropora cervicornis o cuerno de ciervo y la Acropora palmata o cuerno de alce, como parte de la metodología de viveros o “jardinería de coral”.

El proyecto, que se desarrolla en Isla Pérez, fue implementado por estudiantes e investigadores de la Licenciatura de Biología Marina de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), en coordinación con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

Al respecto, el director de Arrecife Alacranes, Cristóbal Cácere G. Cantón informó que las colonias de arrecifes de coral de dicha zona son las más afectadas por daños antropogénicos, es decir, los producidos por la actividad del hombre, así como por condiciones climatológicas, como huracanes, nortes o cambio climático.

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“En 2017 formamos un vivero para la recuperación y restauración de los arrecifes, no lo sembramos como si fuera una planta, sino de los fragmentos dañados o dispersos por actividad climatológica. Primero los recuperamos y llevamos a un nuevo espacio somero, donde no hay corriente y tienen las condiciones adecuadas para que crezcan y luego sean restaurados al sitio donde fueron impactados para la repoblación”, explicó.

El también titular de la Conanp precisó que la tasa de sobrevivencia del trasplante de coral es de 96%, siempre y cuando el vivero tenga las condiciones óptimas para su desarrollo.

Detalló que existen muchas metodologías para la restauración de coral, pero se decidió que el adocreto y mesas de hierro eran los más adecuados, debido a la logística de transporte, el diseño, los costos y el peso de los materiales, por mencionar algunos aspectos.

En la primera intervención ocurrida en noviembre de 2017, se trabajó en un espacio de tres metros cuadrados, en dos de los cuales se colocaron bloques de adocreto de cemento con forma de cruz y en el restante en una estructura tipo cuadrilla de metal, en los cuales se “sembraron” 252 fragmentos de coral cuerno de ciervo.

Asimismo, en mayo de 2018 se “sembraron” en dos metros cuadrados de adocreto 250 fragmentos de cuerno de alce. Aseguró que los viveros son los únicos del Estado que cuentan con un registro como Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre, así como los permisos para manipular especies protegidas por la nación ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

“Estimamos que es un proyecto en viveros de cuatro a cinco años, es decir, para que estén suficientemente fuertes para regresarlos y puedan soportar un embate climatológico como un norte, de nada serviría regresar un pedazo con un centímetro de crecimiento, ya que la primera ola se lo llevará”.

Indicó que el desconocimiento de las personas que visitan el área para bucear o “snorkelear” causan daños severos en los arrecifes al aletear y golpear los corales, pues tarda un año para que un centímetro de coral crezca.

“Queremos que la gente sepa que existen viveros y observen los sitios durante sus recorridos con snorkel como un atractivo turístico y sepan para qué servirán, porque se podrán acercar para ver cómo crecen los fragmentos de arrecifes”.

La idea también es que con el paso del tiempo y el desarrollo del proyecto, los jóvenes impartan pláticas a los turistas respecto a la importancia, cuidado de los arrecifes y posteriormente, llevarlos a un recorrido en la zona.

Adelantó que el proyecto es de interés de la iniciativa privada, por lo que se buscará crear más redes colaborativas para continuar los trabajos de monitoreo, investigación, financiamiento, gestión y capacitación de los involucrados.