Rescate del Templo del Adivino en Uxmal

El Templo del Adivino de Uxmal es uno de los edificios más importantes del sitio...

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El Templo del Adivino de Uxmal es uno de los edificios más importantes del sitio y de toda la región del Puuc, por el volumen constructivo que muestra. Desde la antigüedad, los mayas consideraban esta monumental construcción como una obra inefable; esa misma admiración manifestaron los misioneros españoles que visitaron Uxmal. ¿Y qué decir de los primeros viajeros exploradores que se maravillaron plasmándolo en sus litografías y fotografías acompañadas de detalladas descripciones?

Su carácter mágico se perpetuó a través del tiempo con la leyenda del enano de Uxmal que tuvo como objetivo inmortalizar el maravilloso monumento.

Hoy sabemos que tanto el sistema constructivo como los materiales empleados en su edificación han resistido más de dos mil años, y ni la acción del tiempo ni las inclemencias de la naturaleza han logrado destruirlo.

El huracán Gilberto, que impactó al Estado y, sobre todo, al Templo del Adivino en 1988 propició que se filtraran grandes cantidades del agua de lluvia en el interior del edificio ocasionando problemas estructurales que amenazaron con desplomarlo.

Después de intervenciones menores, fui comisionado para estabilizar el inmueble, iniciando con un programa permanente de mantenimiento y restauración con el fin de garantizar la estabilidad del monumento. Esta labor de restauración se planteó con criterios de conservación establecidas por la Unesco y las normas determinadas por el INAH. Con el único dictamen serio elaborado por el Dr. Pablo Chico Ponce de León, las técnicas arqueológicas y un sustento teórico fue posible entender las causas que produjeron el problema estructural, con lo que se emprendió la labor.

Nuestro objetivo fue no sólo estabilizar el edificio sino evitar la pérdida de este magnífico monumento, por lo que fue necesario monitorear nuevamente el palacio y cuantificar el daño que sospechábamos era enorme. Posteriormente realizamos acciones como la exploración con calas verticales y la consolidación de las mismas para estabilizar de manera gradual el edificio. Este peligroso y arduo trabajo, que puso en riesgo la cédula profesional y el prestigio de quien escribe, permitió recuperar datos de las entrañas del inmueble y sobre la secuencia arquitectónica. Diez años de trabajo de restauración en el Templo del Adivino permitieron la estabilidad de este monumento patrimonial.

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