El retorno de los muertos

Zenón, el tío del joven Martín, se murió en la víspera del día de los Fieles Difuntos...

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Cuando se acerca el Día de los Difuntos en las comunidades de nuestro país, empiezan a contarse relatos en los que se dice haber visto a gente fallecida. Un colectivo de investigadores, coordinados por Genaro Zalpa Ramírez, que trabajó en la Meseta Tarasca, concluyó una obra que incluye un relato acerca del tema señalado.

Zenón, el tío del joven Martín, se murió en la víspera del día de los Fieles Difuntos. Semanas antes, el padre de Martín se había comprometido a llevar al Sagrado Corazón de Jesús a su casa para hacerle sus rezos como era la costumbre. Por esta razón, le dijo a su vástago que fuera al cerro a traer unos pinabetitos (cierta clase de abetos) para adornar la vivienda.

Al amanecer el muchacho se dirigió al monte y cortó los arbolitos solicitados. De regreso a casa, se sintió cansado y se sentó debajo de un árbol. Allí estaba cuando vio venir a Zenón, el mismo que había muerto un día antes. No le dio temor porque su apariencia era muy real, lo veía como cuando estaba vivo.

El tío le preguntó a Martín qué hacía ahí. El joven respondió que cumplía con un encargo de su padre. Zenón le dijo que le ayudaría con la carga. Martín quiso negarse pero el tío se echó al hombro los pinabetitos y empezaron la marcha hacia el pueblo.

Mientras caminaban, Zenón le preguntó por su esposa, la tía de Martín. Éste le comentó que la tía estaba bien y seguía viviendo en su rancho. Entonces el tío decidió ir al lugar que había sido su morada en vida. Martín no se opuso pues veía a su tío muy normal, nada desfigurado. Además seguía cargando los arbolitos.

Cuando bajaron el cerro ya les quedaba muy poco para llegar al rancho del tío. Entonces el difunto le dijo que hasta allí le acompañaba. Antes de despedirse, Martín le preguntó a Zenón dónde había estado. El tío le respondió que había estado lejos y que pidió permiso para ver a su mujer. Se lo concedieron y ahí estaba.

El muchacho llegó a su casa y le contó a su madre todo lo sucedido. La madre apenas podía creer lo que oía. Martín murió ocho días después de haber visto a su difunto tío.

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