Revelan historia de miedo sobre 'alma en pena'

Un vecino del rumbo del Chembech asegura que a su hermano, de niño, por las noches se le manifestaba un niño que había muerto años antes.

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El caso de la 'aparición' del niño quemado ocurrió en un domicilio a un par de cuadras del mercado del Chembech, en Mérida (Jorge Moreno/SIPSE).
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hoy, en “Historias para no dormir” les presentamos la experiencia de don José Hernández Soto, quien actualmente tiene 41 años y se comunicó con nosotros para contarnos una historia “de miedo”, según sus propias palabras:

“Hace como un mes leí que publicaron en esta misma sección lo de dos niños que murieron calcinados por el rumbo de las Cinco Colonias, al sur de Mérida. Cuando lo leí me di cuenta que el relato era más o menos similar a una vivencia que tuve hace más de 30 años por el rumbo en donde vivía, que era el Chembech, en el Centro.

“En ese entonces era yo un niño de 11 ó 12 años, y obviamente vivía con mis papás, así como con mis tres hermanas, las cuales eran mayores que yo, y mi hermanito, a quien le llevo cinco años.

“De pronto recuerdo que a eso de las dos de la mañana, más o menos, mi hermanito se despertaba llorando, y como su hamaca estaba junto a la mía, yo trataba de tranquilizarlo para que siguiera durmiendo, pues suponía que tenía pesadillas.

“Sin embargo, durante el día me decía tanto a mí como a mis papás que lloraba porque no le gustaba que se acercara el niño de ‘cara negra y quemada’, pero pues en ese entonces yo no entendí nada, pero sí recuerdo que mis papás se miraron a ver nerviosamente y a los pocos días se hizo una misa en la casa con el Padre que en ese entonces oficiaba en la iglesia de La Mejorada, ya que mi abuela se llevaba bien con el sacerdote.

“En ese entonces no le di mucha importancia al asunto, aparte de que no me dijeron nada mis papás, pero cuando cumplí 17, unos vecinos de la casa estaban en una reunión por el cumpleaños de uno de los cuates y no sé cómo salió a la plática lo de unos niños quemados.

La tragedia

“Según contaron, en los años setentas un niño de 10 años murió junto con su hermana de 12 (la cual era paralítica) cuando jugando con unas velas se prendió fuego a unas cajas, lo que agarró rápido toda la casa y por desgracia murieron.

“En esa reunión estaba mi hermanito, quien ya tenía 12 años y él estaba muy interesado en la historia y, de pronto le dice a una de las señoras que lo contaban que si ese niño que murió usaba lentes, por lo que la señora sorprendida le dijo que sí, que cómo lo sabía, pero mi hermanito se quedó callado.

“La señora, quien vivió la tragedia, por ser vecina de los papás de los niños muertos dice que la familia era muy humilde y tras las muertes se fueron a vivir a otro sitio, ya que al parecer la casa no era propia sino rentada”.

“Cuando llegamos a la casa, mi hermanito me dijo que comentó lo de los lentes porque cuando lloraba por las noches años atrás, era porque ese niño quemado se le acercaba y le decía que le dolía el cuerpo; ahí recordé que tenía razón, cuando tenía cinco años decía que veía a un niño quemado.

“Le preguntamos a mis papás y estos ya con más confianza debido a todo el tiempo que había transcurrido nos dijeron que llevaron al padre para que bendiga la casa y haga que las almas en pena de esos niños descansen en paz, ya que cuando pasó la tragedia, sacaron los cuerpecitos y los velaron ni más ni menos que ¡en mi casa!, claro que en ese entonces nosotros aún no nos pasábamos a vivir ahí.

“Yo creo que el alma en pena de ese niño no descansaba y por eso se le manifestó a mi hermanito, y aunque ya pasó mucho de eso, hasta la fecha lo recordamos en las reuniones familiares, y por cierto fue mi esposa quien me animó para compartir mi relato en De Peso, espero sea del suficiente interés para que lo publiquen”, finalizó.

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