Robitos

Érase una vez un joven llamado David Ojeda y que acudió a una popular...

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Érase una vez un joven llamado David Ojeda y que acudió a una popular tienda de abarrotes, compró unas cuantas cositas para comer y a la hora de pagar la cajera le dijo: son 20 con 60 centavos; David dio 21 pesos sin recibir vuelto alguno. Unos días después, el joven acudió a otra tienda de conveniencia, donde el cajero le dijo: son 49 pesos con 40 centavos, por lo cual David entregó un billete de 50 pero tampoco obtuvo vuelto. Entonces preguntó: ¿Me va a dar mi cambio? A lo que el cajero replicó: No tenemos monedas pequeñas.

Sorprendido por la situación, David decidió comprobar si este micro robo ocurría también en las grandes tiendas, de esas que presumen que están “al precio por ti” y otra que tiene “precios bajos siempre”. Resulta que ocurrió la misma situación, pagas unos centavos de más y no recibes cambio; pero la última ocasión el joven preguntó: entonces, ¿si no tienes los centavos de cambio por qué mejor, en lugar de que tomes mi billete de 50 y te quedes con el vuelto, evitas cobrarme esos 40 centavos, ya que el problema es de ustedes que no tienen los 60 centavos que me deben? La señorita contestó: pues porque así le estaría cobrando menos y no podría llevarse el producto.

En ese momento decidí no pelear y mejor usar la magia de esta columna para comentar la lluvia de robos que en nuestras narices ocurre y permitimos. Al principio me pareció que eran unos cuantos centavos y no pasaba nada, pero a la larga, para todas aquellas personas que deseamos ahorrar, estamos observando una salida de dinero innecesaria que, de poquito a poquito, podría servirnos para pagar alguna otra cosilla en el futuro.

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