'Da mucha alegría estar entre los elegidos al llamado de Dios'

Jóvenes, principiantes o no, dan sus impresiones en el inicio del ciclo escolar en el Seminario Mayor de Yucatán

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Filiberto Pat Itzá dijo que le emociona mucho estar entre los elegidos para ser seminarista, pero también reconoce que es una gran responsabilidad. (Fotos: SIPSE)
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William Sierra/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Sentimientos de júbilo y gozo por haber respondido de manera positiva al llamado del Señor, así se manifestaron jóvenes seminaristas, que emprendieron esta semana un nuevo año en su formación sacerdotal en el Seminario Mayor de Yucatán.

En este comienzo de cuarto año de Teología, Filiberto Pat Itzá, no ocultó esa alegría al indicar que es una emoción muy grande al haber formado parte de este proceso de formación  y que primeramente Dios este sea el último año de estar en “esta nuestra casa, el Seminario”.

“Todavía nos falta mucho por recorrer, pues apenas estamos en lo que llamamos nuestra formación inicial. Por un lado da mucha alegría estar entre los elegidos al llamado de Dios, y por el otro lado, implica saber la responsabilidad de la respuesta que estamos dando delante del Señor y la Iglesia”, indicó.

Vecino de Kimbilá, comisaría de Izamal, recordó que la vocación surgió de lo académico, pues cuando terminó la secundaria se dijo asimismo, ¿dónde voy a estudiar ahora la preparatoria, y surgió la idea de venir al Seminario Menor.

“Participé en algunos retiros y de ahí entré en 2003 al  Seminario Menor. Una vez ya dentro empezó a cobrar mayor interés todo lo relacionado a las cosas del Señor hasta que se consolida con mi decisión de continuar la vida pastoral en el Seminario”, recordó

Otro que igual ya inicia su último año, Gilberto López Chan, de Libre Unión, municipio de Yaxcabá, comentó que para él haber recorrido ya buen trecho de esta formación se debe a la gracia de Dios, pues en esta vocación una va descubriendo como Dios nos va llamando.

“Yo así lo experimenté en este tiempo. Dios me enseña su camino y uno tiene que ir respondiendo. Gracias a él estamos por acabar la formación dentro del seminario. Dios me ha guiado y si respondo a esta vocación es por el amor que se tiene a Jesucristo. Hay que seguir aún preparando para que cuando me toque estar ahora en la vida pastoral pueda ayudar a otros a que descubran a Jesús”, subrayó.

“La vocación es un don y tarea, son unas frases que recuerdo muy bien y que el padre Jorge Antonio Laviada Molina, que en paz descanse, nos las repetía mucho”, subrayó.

De Temozón Oriente y de Motul

De entre los que apenas se están iniciando en esta etapa de formación, Javier de Jesús Hau Canché, de Temozón Oriente, expresó que su llegada al Seminario se debe al llamado que les hace el Señor.

“A todos nos habla de distinta manera y de acuerdo con lo que nos tiene deparado en la vida. Este será un año muy fuerte, intenso, pero confío en el Señor para poder caminar con él y poder servir a nuestro Yucatán que tanto necesita de pastores para su iglesia.

Admitió que fue un poco difícil haber elegido la carrera sacerdotal, no tanto respecto a fe, sino en el hecho de tener que dejar a su familia.

“En mi caso que vengo de un lugar un poco lejano de Mérida, me costó un poco entregar mi familia al Señor, pero sé que me reconforta el hecho de que podré ser más dócil y encontrarme con Jesucristo”, señaló y explicó que la vocación hacia el sacerdocio surgió desde su parroquia y en la visita que hacía a las comisarías, donde vio la realidad de la gente, se dio cuenta de la gran falta que hace de pastores, de guías espirituales.

Otro seminarista de recién ingreso Carlos Itzá Pool, originario de Motul, manifestó que esta es una nueva experiencia y respuesta que Dios regala y que espera aprovechar al máximo con el apoyo incondicional que le han expresado sus papás.

“Deseo seguir caminando como Dios quiera, que es cerca de él”, añadió y admitió que es un camino difícil, pero junto con él, la carga se hace más ligera.

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