Sigue en pie la controversia legal por cultivo transgénico en Yucatán

Yucatecos apuestan por la soya orgánica como alternativa, tras el decreto que aún se discute en tribunales.

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En 2011 el gobierno de Alemania decidió que rechazaría la miel mexicana que estuviera contaminada de productos transgénicos. (SIPSE)
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Patricia Itzá/ Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- A casi un año de que el Gobierno del Estado declarara a la entidad zona libre de cultivos transgénicos, fomentando únicamente el de soya, de la variedad huasteca, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma), en coordinación con la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder), son quienes se encargan de la promoción de cultivos orgánicos, en busca de catapultar la producción local, en lo que se resuelve si se anula o no este decreto.

La declaración establece prohibir los cultivos con organismos genéticamente modificados, como la soya transgénica, siendo esta incompatible con la actividad agrícola, principalmente con la apicultura.

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Cabe señalar que la demanda interpuesta por el Gobierno Federal para anular este decreto estatal no ha avanzado, “todavía no hay fecha de resolución, el proceso está en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La demanda sigue en los tribunales y no tengo más información al respecto, ni fecha para que se dé una solución”, explicó Eduardo Batllori Sampedro, titular de la Seduma.

La decisión de establecer al Estado libre de este tipo de cultivos se derivó en gran parte porque en 2011 el gobierno de Alemania decidió que revisaría y rechazaría la miel mexicana que estuviera contaminada de productos transgénicos.

La Corte de Justicia de la Unión Europea en 2012 decidió que no se comercializarían alimentos que tuviesen polen de cultivos transgénicos.

En diciembre de 2016, después de seis meses de haberse publicado el decreto estatal, la Federación solicitó a la SCJN anularlo. El funcionario estatal explicó que la siembra de la soya transgénica resiste al herbicida como el glisofato, lo que afecta directamente con la biodiversidad y la actividad económica, al tratarse de un químico, sin olvidar los riesgos que implica para la salud.

“Estamos trabajando con la semilla de soya huasteca y en el sur se prueba soya orgánica como una alternativa”, concluyó.

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