Estamos en una encrucijada de información, opiniones, comentarios y panfletos que en su conjunto parecieran verdades a medias o mentiras completas.

Pero ¿qué de toda información es una vedad completa, qué de todo lo que nos llega u obtenemos se convierte en algo que no solo sea cierto, sino también verdadero?

¿Cómo encontrar el equilibrio de la racionalidad para tener condiciones con las que podamos extraer de aquello que nos llega u obtenemos la parte cierta y verdadera?

El ser humano es un ser social por naturaleza, por ende la socialización o socializar es un ejercicio cotidiano para promover condiciones que favorezcan nuestra convivencia.

Tenemos grandes retos, ya que hasta hace algunos años la socialización poseía características que la convertían en rituales de grupo, en ejercicios cotidianos de la vida personal y de grupo.

¡Qué decir de aquellos lugares de encuentro para tan interesante y nutritivo ejercicio: la tiendita de la esquina, la tortillería, la charla de escarpa, en fin tantas formas de contacto humano que daban la posibilidad de palpar cualquier tipo de información que compartiéramos!

Pero la socialización actual se encuentra en un proceso de adaptación, ha tomado matices fríos y nada cálidos, ya que una buena parte de la socialización que hacemos hoy es vía tecnológica.

Debe quedar claro que la tecnología usada de forma adecuada se convierte en un gran aliado, casi al grado de ser un complemento de la especie humana.

Del otro lado tenemos el uso inadecuado de la misma, que esto la hace convertirse en un arma destructiva, causante de muchos delitos, y que aquí es en donde debemos hacer una pausa para su análisis.

Haré una observación cualitativa y una cuantitativa: de la cualitativa, está el hecho de obtener instantáneamente información, por eso sería interminable nombrar más de sus características para socializar, pero de lo cuantitativo basta con leer la cantidad de formas en las que nos llega una noticia.

En concreto, socializar a través de las herramientas que hoy nos permiten hacerlo se proyecta en el gran reto de la comunicación artificial; dejar de percibir por los sentidos las expresiones corporales de la contraparte es dejar de percibir por medio de todos los sentidos muchas de aquellas pequeñas cosas que hacen la gran diferencia del diálogo en persona.

¿Lograremos encontrar el punto de equilibrio para esta nueva forma de socializar o terminaremos des-socializando como últimamente venimos haciendo?

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