Viven entre muertos que 'les dan de comer'

Trabajadores del cementerio más antiguo de Yucatán tienen un empleo 'que nunca muere'.

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El Cementerio General de Mérida ha sido fuente de ingresos para varias generaciones de trabajadores, cuyas familias han encontrado ahí, paradójicamente, una forma de ganarse la vida. (Notimex)
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Agencias
MÉRIDA, Yuc.- Sepultureros, albañiles, aguadores y vendedoras de flores confluyen en el Cementerio General de Mérida y hacen del sitio su principal fuente de ingresos pues, como dicen algunos de ellos, “viven de los difuntos”.

El Cementerio General, el más antiguo del Estado –comenzó a operar en 1821-, con más de 25 mil bóvedas, osarios y mausoleos, es fuente de ingreso para muchas familias, que de generación en generación han trabajado en el lugar.

Algunos de los integrantes de esta familia han laborado en el camposanto desde que eran niños, ya que sus padres los llevaban para que los acompañaran a trabajar y comenzaron como aguadores para ganar alguna moneda.

Tal es el caso de don José, quien, desde que tenía 10 años de edad, comenzó en el cementerio, ya que su papá los llevaba a él y a sus hermanos al lugar y desde entonces aprendió el oficio de dar mantenimiento a las tumbas, hacer floreros, crucifijos, “todo lo que los familiares de los difuntos nos manden a hacer”.

Señaló que además ayuda a los sepultureros a preparar la mezcla para cerrar las tumbas y a bajar a los difuntos a la fosa, con lo cual gana un poco más de dinero para completar el gasto, ya que cada día la situación económica es más difícil.

También tiene clientes “fijos”: le pagan todos los meses por dar mantenimiento a las tumbas de sus familiares y desyerbar el lugar donde están ubicadas.

Además, resaltó, hay los clientes que quieren “servicio completo” para sus familiares fallecidos, por lo que además del mantenimiento de su tumba y el desyerbe, cada determinado tiempo le piden que compre flores y las ponga en la tumba.

Dijo que las flores se las compra a su hermana, y luego cuando al mes cobra el mantenimiento de la tumba. se las paga y así se ayudan ambos.

Un sepulterero del Cementerio de Mérida confiesa que se ha puesto a llorar por el dolor de los deudos

Refirió que los meses que más trabajo tienen los que laboran en el cementerio son: mayo, por el Día de la Madre; junio, por el Día del Padre, y noviembre por el Día de Muertos, días en los que obtienen la mayoría de sus ingresos para ayudarse a vivir el resto del año.

Asimismo, comentó que no le da miedo trabajar en el cementerio, ya que es un lugar tranquilo, incluso, mencionó que cuando su hermano era velador se quedaba a acompañarlo a dormir, ya que en el cementerio hay tranquilidad, se ilumina por la noche y “se ve precioso, no hay nada sobrenatural”.

Por el contrario, mencionó que es a los vivos a los que hay que temer, “porque ellos te asaltan y se pueden hasta matar”.

Asimismo, señaló que al principio cuando empezó a trabajar en el cementerio y a ayudar a los sepultureros le daba pena que la gente llorara.

Recordó que en una ocasión, la mamá de un bebé que iban a sepultar no quería que lo llevaran a la tumba y se aferraba a ésta “y sí se siente feo y dan ganas de llorar y yo me escondía para llorar”.

Ya después, agregó, con el paso del tiempo, es normal, te acostumbras, “es como cualquier chamba, ya lo veo normal”.

Por otra parte, doña Rosa, vendedora de flores del lugar, mencionó que desde niña venía al cementerio para acompañar a su mamá, quien también vendía flores y a su papá que era sepulturero.

Añadió que sus papás tuvieron 12 hijos y que todos los mantuvieron con los ingresos que les generaba su actividad en el panteón.

Con orgullo, dijo que los casi 60 años de su vida ha laborado en cementerio, “por lo que ya casi son dueñas del panteón”, ellas (su mamá y hermanas) “son las más antiguas del cementerio, las demás son nuevas”.

Señaló que ya casi no gana mucho con la venta de flores, porque hay mucha competencia, pero está muy acostumbrada al lugar y agradece que con su actividad y la de su esposo hayan podido sacar adelante a sus dos hijos.

Añadió que su hija no trabaja, “porque ya se casó y es ama de casa”, en tanto que su hijo labora en el cementerio como barrendero, contratado por el ayuntamiento.

Dijo que los meses en los que mejor vende son mayo, junio y noviembre, pero también admitió que la gente a veces prefiere los arreglos de flores, ya no los ramos y flores sueltas, sobre todo en el cementerio Panteón Florido, “donde está enterrada gente de más dinero”.

El dato
  • Mérida cuenta con cinco cementerios: General, Panteón Florido, Jardines de la Paz, el Xoclán y Chuburná.
  • Hay otros 33 camposantos en las diferentes comisarías de la capital.

(Con información de Notimex)

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