Una familia que hace de las antigüedades una mina de oro

“El Güero” y Roberto comenzaron en la época de estudiantes en el negocio y ahora tienen más de 20 años de experiencia.

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Roberto Herrera Pérez relata que lleva toda una vida de anticuario. (Milenio Novedades)
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Israel Cárdenes/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Pese a que tienen más de 20 años de experiencia en la compra-venta de antigüedades, su local aún no tiene nombre y sólo son conocidos como “El Güero” y Roberto, personajes que llevan en la sangre el gusto por las piezas con valor histórico.

Se iniciaron en este negocio en la época escolar, cuando para complementar sus gastos vendían esporádicamente artículos que encontraban en el local de su papá, el anticuario Luis Felipe Herrera Pantoja.

Roberto Herrera Pérez relata que “en mi época como estudiante la gente me empezó a pedir cosas y las fui consiguiendo. Todo empezó por mi padre, quien compraba y vendía antigüedades, él trabajaba con otros anticuarios que ya fallecieron”.

“El mayor valor de las piezas no se lo da la gente que vive en Mérida, sino los que vienen de fuera", dijo Herrera Pérez

“Soy ingeniero civil, pero dejé la profesión para dedicarme a las antigüedades; lo hice por gusto, porque me motiva. 

Empecé a comprar objetos, y luego los vendía, me di cuenta que esto te va dejando, no es muy complicado”, afirmó.

“Conseguir las piezas en un principio fue difícil, pero poco a poco te va conociendo la gente y luego ellos mismos te lo traen. A veces hay que ir a buscarlos, en un principio íbamos a los pueblos, pero ahora ya hay gente, entre chatarreros y otras personas, que compran y nos lo venden”, detalló.

Luis Antonio Herrera Pérez, “El Güero”, recordó que llevan más de 20 años en el negocio, y que como todo, han superado los retos que esto implica y se han mantenido pues tienen el compromiso y el gusto por la actividad que realizan.

“Esta actividad me deja pleno, lo que tiene este medio es que a veces lo que tú no tienes otros lo tienen, siempre habrá competencia, pero todo depende del precio, no es lo mismo comprar aquí que en otro establecimiento que eleva el precio”.

“Hemos atendido a muchas personas, desde políticos, empresarios hasta extranjeros que han adoptado a Mérida y diversas partes de Yucatán como su nuevo hogar; otras personas que han comprado haciendas para rescatar, vienen y se llevan varios muebles”, relató. 

El valor
  • Roberto Herrera consideró que “el mayor valor de las piezas no se lo da la gente que vive en Mérida, sino los que vienen de fuera, los estadunidenses valoran mucho las cosas como son”.

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