Una vida marcada por la ciencia y la creencia

El experto en arqueoastronomía y cineasta, Alberto Haggar, habla de su interés por diversas disciplinas.

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El fruto más importante que he cosechado es el amor al mundo maya: Alberto Haggar. (C.Ayala/SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- La pasión por la cultura maya descubierta desde su infancia forjó su carácter y forma de ver el mundo, asegura el experto en arqueoastronomía Alberto Haggar, quien lleva a cabo estudios para comprobar las aportaciones de este pueblo milenario a la sociedad actual; también imparte conferencias, clases, asesorías y actualmente desarrolla el proyecto cinematográfico Xibalbá, que se grabó en su mayoría en Yucatán y la Universidad de Ciencias y Humanidades del Mayab.

Para quien no conoce su vida y obra, ¿cómo se describe?

El haber escogido la arqueoastronomía es ser multidisciplinario; se estudia ciencias exactas, matemáticas, geometría, astronomía y cálculo, ciencias que los mayas emplearon, masterizaron, porque alcanzaron niveles que hasta ahora siguen sorprendiendo, particularmente en el movimiento y distancias de los astros.

También involucra humanidades, de cómo entendieron su tiempo y espacio, así como la existencia de un micro y macrocosmos. Vivían en perfecto equilibrio entre la espiritualidad y ciencia, entre masculino y femenino. Todo su legado está basado en ese equilibrio hombre-mujer. También he estudiado química orgánica y arquitectura, he incursionado en la literatura y recientemente en el cine. Todo forma parte de mí.

¿Qué episodio de su vida definió su vocación por el tema maya?

Definitivamente, mi infancia; en el caso del tema maya, primero tuve el privilegio de nacer aquí; soy hijo de migrantes y de parte de mi padre somos fenicios, y mi madre migra de Sudamérica, se enamoraron y nací en Yucatán. Entonces, con la visita de los familiares de fuera, el paseo por las zonas arqueológicas era obligado, y en una ocasión escuché a un guía decir que los escalones de las pirámides eran chiquitos porque los mayas eran chaparritos; se me quedó como algo lógico y años después, en excursión en Dzibilchaltún, vi escalones grandes, entonces pensé ¿qué pasó, había dos tipos de mayas o hay incongruencias? Comencé a cuestionarme, a investigar y con el tiempo descubrí que hay una arqueoastronomía exacta detrás de las construcciones.

¿Cómo fue su encuentro con el cine?

Mi padre me compró un proyector de ocho milímetros, en los que veíamos fotos y anuncios; con mi familia nos sentábamos a ver películas, caricaturas y videos caseros; siempre fue mi pasión. Me hablaban de cine y me ponía nervioso, emocionado por ir a ver una película, ya traía la inquietud.

De la ciencia a las artes…

Cuando empecé a trabajar en mis indagaciones me llené de información y apuntes, tengo 30 años investigando, así que pensé en que debe estar diluido, digerible, claro y entendible para que la gente tenga un proceso de entretenimiento y a la vez se apropie de la información.

Así nacieron las novelas, la primera en 1997, escribí Profecía de la Serpiente, publicada en Francia; pronto saldrá una edición en español y se lanzará mi primera novela en español “La Rosa de Castilla”. Posteriormente, adapté la literatura en guión y con una entrañable amistad con el director Joaquín Rodríguez comenzamos a pensar en hacer proyectos juntos.

Dúo dinámico

Con el tiempo, Joaquín y yo formamos el binomio para la película Xibalbá, sobre el inframundo maya, conjugamos los guiones con la experiencia en dirección e hicimos mancuerna con Carlos Calderón, un excelente productor. La mayoría de la película se filma en Yucatán; esto nació cuando fuimos al Festival de Cine de Cannes, donde fuimos para promover una película, proyectos de él y míos.

¿Qué frutos ha cosechado en su trayectoria?

El más importante es el amor al mundo maya, el cada día compenetrarme en este pueblo que está dormido en su potencial; también descubrir esta Caja de Pandora, al ver lo que ellos fueron capaces de hacer y está en su legado grabado en piedra; descubrir que hay respuesta para el caos planetario y que la respuesta no viene de extraterrestres, son sencillas y las tenemos en nosotros.

¿Qué significan para usted los reconocimientos?

Un estímulo al estudio y el crecimiento de mi gratitud, no trabajo por el reconocimiento; qué demostramos y con qué nos enriquecemos, ese es el premio, el crecimiento interno. 

¿En qué proyectos trabaja, además de la película?

Se está consolidando la Primera Universidad de Ciencias y Humanidades del Mayab, estructurada con plan curricular, sistema de enseñanzas, evaluación, maestros especialistas, lo mejores en todos en temas en el arte y las ciencias; será la primera en su tipo.

Actualmente, se ha conseguido consolidar 12 materias, con sus catedráticos; estamos en tratos con Beatriz Barreal, directora del proyecto Riviera Maya Sostenible, una luchadora social y amante de la cultura maya; ella trabaja fondos para este tipo de iniciativas y estamos promoviendo el apoyo de la ONU. En 2014 podríamos poner la primera piedra, queremos que esté en Pisté o en Ek Balam.

¿Cuál es el principal aprendizaje de su estudio de la cultura maya?

Ser maya, porque no es una raza, un color de piel, sino un nivel de conciencia; la palabra maya significa no–dolor, aprender a vivir indoloramente.

Se basa en tres columnas: reconocer la divina presencia en el otro, equidad de género y el elemento verde, la naturaleza, es el último reducto para experimentar en comunión cada exhalación de la causa primera de la creación, sea cual sea su religión.

Ellos –los antepasados- entendían la naturaleza, el sol, el viento; los mayas lo tenía perfectamente comprendido, no eran sus dioses como malamente se les ha etiquetado, eso es una mentira, es una calumnia; ellos tienen y tuvieron un solo Dios, el cual no tiene nombre, ni se le pronuncia, ni se le escribe, es un halo y es una exhalación; si vamos a tratados científicos se identifica como Hunaab Ku, el que otorga la medida única, 1.618, la proporción áurea, y de ahí sale todo el estudio del universo maya... de ahí sale. 

¿Qué opina de 2012?

El 2012 nos pasó por arriba, con las elecciones, la nueva administración, aunque con muy buenas intenciones, no se pudo lograr mucho, y eso que somos los anfitriones, y esta fiesta no se repite hasta dentro de 26 mil años; lo celebraron más en Belice, Honduras, Japón y Estados Unidos, en grande.

Hay una industria afuera sobre el mundo maya y nosotros estamos preocupados porque un maya entre a hacer una ceremonia en una de sus ciudades, ya que ellos son los dueños originales. 

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