Agencias
MÉRIDA, Yuc.- Osos polares, Santa Claus, campanas, muñecos de nieve, estrellas de Belén y de siete picos, son parte de las figuras emblemáticas de la Navidad convertidas en piñatas que se aprecian por diversos puntos de esta capital.

Sus formas y colores, a veces metálicos, son parte de una tradición asociada principalmente a las posadas, provenientes del centro del país.

La conocida Calle Ancha del Bazar, en el mercado Lucas de Gálvez, es el sitio tradicional donde se encuentran las principales dulcerías y locales que venden piñatas.

Las piñatas con formas navideñas son motivo de disgusto entre madres e hijos, cuando los pequeños se niegan a avanzar por quedarse a admirar el rojo, azul o gris, que adquieren mayor intensidad lumínica por los rayos del sol.

“Bueno, bonito y barato, es lo que buscan las personas, por ello, sí es cierto que compran las piñatas, en especial las que llamamos metalizadas, pero su adquisición es más con fines decorativos”, refirió Candy López Pacheco.

Integrante de una familia de vendedores de dulces y piñatas establecidos en el mercado municipal, estimó que la venta se encuentra un 40 por ciento por debajo que las ventas del año pasado, ya que muchos prefieren invertir en la comida de Navidad y de Fin de Año.

Explicó que los clientes han comprado, pero con fines decorativos, “en muchas casas vemos que no hay pinos ni adornos este año, pero en su lugar hay una piñata que llamamos metalizada, para que la casa no esté triste”.

Aunque reconoció que este año están tratando de dar precios aún más bajos para poder vender todos los artículos, porque no tiene sentido devolverlas a la bodega.

De trato amable y jovial con sus clientes, responde que el precio de venta oscila entre los 50 a 140 pesos, y que mientras más piñatas logren comercializar, el impacto también es mayor para los “piñateros” que las elaboran.

Incluso, comentó que ya ni en las escuelas se rompen piñatas, porque prefieren dar comida que continuar con esta tradición “muy bonita”.

En cuanto a las personas que venden esas artesanías en sus casas, aseguró que es muy difícil competir con ellos, pues nosotros tenemos que pagar impuestos y a empleados, pero “Dios da para todos, aunque no ha sido un año fácil”.

Por su parte, Alberto Herrera, dueño de una dulcería, recordó que desde su presencia en el negocio de las piñatas y los dulces hace 13 años, esta actividad se ha estabilizado, luego de un proceso de decremento.

Explicó: “Los días que más piñatas vendemos son el 15 de diciembre –por ser quincena-, 24 y 31 de diciembre y las que más demanda tienen son las estrellas de Belén, así como la de siete picos.

"En el primero de los casos en alusión a la estrella que vieron los Reyes Magos y en el segundo, la lucha contra los siete pecados”.

“No creo que sea un tradición que se pueda perder, sin embargo, para quienes las vendemos tenemos serios problemas, porque para muchas personas existen otras prioridades, además muchos prefieren elaborar sus propias piñatas, incluso venderlas en sus casas”, subrayó.

Mencionó que una de las medidas que han asumido para mejorar sus ventas es la diversificación de tamaños y formas, por lo que se pueden encontrar figuras chicas con un valor de 30 pesos, una mediana de 45 pesos y de hasta 150 pesos en papel laminado.

(Información de Notimex)