Buscan cambiar visión que se tiene de museos

El reto es dejar de ser 'cajas de cosas viejas' donde 'no sucede nada', considera Giovana Jaspersen, directora del Palacio Cantón.

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El Palacio Cantón destaca por su mezcla arquitectónica de los estilos neoclásico y barroco. (Fotos de Notimex)
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Agencias
MÉRIDA, Yuc.- Uno de los grandes retos de los museos es la necesidad de empezar a desacralizar sus espacios, a fin de que dejen de ser vistos como “cajas de cosas viejas” y dar pasos de aproximación patrimonial, señaló Giovana Jaspersen García.

Para la directora del Museo Regional de Antropología del Palacio Cantón, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ese es un “gran desafío” para el recinto, un espacio donde también se puedan vivir distintas experiencias y formarse una cultura del museo.

En el marco de los festejos por el 55 aniversario del museo, insistió en que esa meta es no sólo del Palacio Cantón sino de todos las galerías, pues existe una crisis en el sector y se necesita “empezar a desacralizar sus espacios, que dejen de ser cajas de cosas viejas, en donde no sucede nada”.

De esta manera, se pueden dar “pasos de apropiación patrimonial y de interpretación donde el público tenga distintas experiencias”, añadió en entrevista para Notimex.

La funcionaria del INAH expuso que bajo ese concepto, “lo que estamos haciendo es rescatar un poco, volver a esta idea de ser un complejo cultural, en el que la sociedad sepa que no es únicamente un edificio”.

Belleza e historia

El Palacio Cantón destaca por su estilo ecléctico francés (beaux arts) de mediados del siglo XIX y principios del XX, mezcla de los estilos neoclásico y barroco. Edificado con materiales traídos de Francia, Italia y Alemania, según el diseño de Enrico Deserti y con esculturas de Michele Giacomino.

La casa de quien fue gobernador de Yucatán, Francisco Cantón Rosado, sobresale por sus columnas y pilastras de estilo corinto, con combinaciones de guirnaldas y voluta, cornisas y capelos, motivos heráldicos, buhardillas en ventanas, almohadillado, así como múltiples jardines y balcones.

En su interior se observa una escalera de mármol de Carrara, que “parece estar volando”, así como pisos del mismo material, pero de diverso tono, con techos en acabados de granito y una elevador alemán, el primero traído a la península de Yucatán.

Más intereses

Giovana Jaspersen consideró que “el visitante ya no viene sólo a ver una exposición de cierto tema, sino además hay un programa cultural y académico con conferencias, conciertos, distintas actividades que se van consolidando para ser parte de la agenda cultural del meridano”.

El reciente envío de la colección arqueológica maya de ese recinto al Gran Museo del Mundo Maya de Mérida representa “una ocasión para reflexionar y considerar las oportunidades que en este cambio podíamos tener”.

Destacó que esta oportunidad de reactivar el espacio “es como tener una hoja en blanco que te permite cambios continuos y cuando hay una exposición, la promueves, y con la muestra viene un programa académico que la complementa”.

Giovana Jaspersen opinó que en un tiempo volverá a revolucionarse el espacio, tendrá un público distinto porque quien acude por muestras de fotografía no es el mismo que gusta del material etnográfico y el arqueológico, lo cual es una gran oportunidad.

“Nos dimos cuenta que hay un sector de la población de 12 a 55 años que no estamos atendiendo. El público del museo era por una parte de personas de más de 50 años y muchos no conocían el museo, le había tocado el periodo de declive”, añadió.

Al rescate

Gran parte no visitaban el museo y con ello rompían una tradición de muchos años, “siempre decían yo fui en la escuela, esto quiere decir que no estaban llevando a sus hijos, lo que decía que sus hijos no iban a llevar a sus nietos, con lo que se cortaba la proyección futura”, lamentó.

Por ello se pretende rescatar a esta generación que es la siguiente en tener hijos y estar seguros de que, si vienen al museo, en algún momento llevarán a sus hijos y se vuelve a reactivar el ciclo.

“Tratamos de cambiar un esquema del espacio, con museografía mucho más contemporánea que la anterior, que la exposición sea distinta, y donde se combine con elementos interactivos como fotografías de gran formato y museografía mucho más contemporánea”, explicó Giovana Jaspersen.

Estos esquemas, argumentó, son mucho más sencillos para tejer un hilo con un público más joven, sin dejar de lado el tradicional “que sabemos que son otras sus necesidades”.

Además “necesitamos atender sectores comunitarios que se han dejado de lado como la de los mayas contemporáneos y traer las comunidades al museo”.

También importa el pasado reciente

En este sentido, expresó que se cuenta con un patrimonio cultural destacado y que no se puede esperar 500 años para valorarlo, “sabemos que la valoración del pasado prehispánico es muy importante, empero nuestro pasado reciente muchas veces se deja de lado”, dijo.

“La valoración del pasado reciente y del presente de las expresiones nos garantiza su conservación futura. No podemos esperar para tener 60 años, hay que traer a los jóvenes un producto que se consuma y formar una cultura de museo”, insistió.

Para Giovana Jaspersen, el reto no es sólo la valoración del patrimonio paleontológico, arqueológico o histórico, sino también de todas las expresiones contemporáneas.

“Que éste no sea inerte, pretendiendo tomar a una comunidad y ponerla en una vitrina. Al contrario, mostrarla como cultura viva que se puede dar a conocer con los elementos del pasado que le son propios, que le interesan y son dignos de conservarse; sin embargo, tomar otros del exterior para adaptarse”, externó.

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