¡Vivir bien!

Alguien dijo que “la vida consiste en salir de las cosas”, sabiduría clara y precisa.

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Mantén el interés y atención en tu propia carrera, por humilde que sea, eso es VIVIR.- Max Ehrmann, poeta.        

Alguien dijo que “la vida consiste en salir de las cosas”, sabiduría clara y precisa. No quedarse atrapad@. Avanzar, crecer, ¡salir! sí. Pero para salir hay que entrar y para “salir” del todo, hay que “entrar” del todo. Cuando se está con un pie en el estribo y el otro en el aire, qué incómoda y peligrosa es la situación; se está entre dos mundos, flotando sobre la situación que está pasando. Hay que pisar firme, con ambos pies en la realidad de cada momento. Al estar divididos, esa división no nos permite estar ni aquí ni allá, a veces solamente estamos de “cuerpo presente” porque pensamiento, deseo y atención están en otra parte.

Hay que aprender a completar los encuentros, cerrar círculos y comprender los ritmos de la vida. Salir cuando se ha de salir, ni antes, ni después. Para eso hay que entrar y estar en la situación y con las personas, con generosidad y entrega; luego, sin precipitaciones, sin impaciencia, salir plenos, con limpieza y claridad, porque el encuentro llega por sí mismo a la despedida.

Que hoy sea solo hoy. Realmente es lo único que puede ser y cuanto más lo sea en su mensaje, en su momento, tanto más fuerza y alegría le dará a nuestra vida y, tal vez, esperanza y dulzura para el camino. El peligro está en vivir el hoy como ayer o como mañana y entre pasado y futuro perdemos lo que sí está pasando, lo que sí es y está realmente hoy, Si no es hoy, no es nada.

Limpiemos los espacios de la mente, del alma, para que en el nuevo día surja la realidad de ¡HOY! La vida siempre es nueva. Cada nuevo amanecer que llena de luz y de vida es diferente. Para disfrutar el hoy hay que despedirse del día que ya acabó y salir de él. Unir cuerpo, mente, alma, emociones y sentimientos. Si no es así, estamos a medias. Es fantástico reír a carcajadas y también llorar desconsoladamente. Gozar de la satisfacción del dejarse llevar, del entregarse, del completar. Si no tocamos fondo no podemos impulsarnos para volver a la superficie y llenar de aire nuevo los pulmones, es decir, volver a vivir.

Vivir en intimidad, integrados y conscientes del momento y el espacio en el que se está. Reflexionemos: para estar, primero hay que entrar de lleno y al entrar, también saber que se puede salir para pasar al siguiente momento en otro quehacer, en otra situación. Solo entonces podremos pensar, sentir y decir con verdad ¡vivo bien!   

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.  

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