William Sierra/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- El catecismo es de suma importancia para tener buenos cristianos y su formación debe comenzar en el seno familiar, que es donde se les debe dar e inculcar el ejemplo de los buenos valores, expresó el presbítero Luis Alberto Avilés Aguilar, coordinador de Dimensión Diocesana para la Catequesis (Didipac).

El sacerdote mencionó que la importancia de acudir al catecismo es equiparable con ir a la escuela.

'Si nosotros los católicos comprendemos que el tesoro más grande que hemos recibido en la vida es el de la fe, nuestra mayor preocupación debe ser compartirles a los más pequeños este gran tesoro', expuso.

En ese sentido, señaló que el acudir al catecismo es ir compartiendo gradualmente, según las capacidades en el proceso de desarrollo de los niños, ese encuentro con Jesucristo.

'Más que compartir ideas o principios morales, es acercarlos a Jesucristo, quien está vivo entre nosotros. Mediante el proceso catequético, los niños van conociendo a Jesús y las implicaciones que es tener una amistad con él', señaló.

El presbítero Avilés manifestó que igual es parte del proceso formativo de la persona, que debe iniciar desde el seno de la familia con la enseñanza de los valores de una vida cristiana.

'En esto reside la importancia de la catequesis', subrayó el titular de la parroquia de San Rafael Arcángel, en la colonia Chuminópolis.

También dijo que puede verse como un espacio que tienen los padres de familia para que sus hijos profundicen aquello que van viviendo día a día en sus casas.

El sacerdote añadió que es completamente erróneo pensar que la formación que da el catecismo concluye con la primera comunión.

'Esta mentalidad de decir ya hice mi primera comunión es errónea y más bien es de cumplimiento. Es como que alguien diga ya me casé y ya no me voy a seguir esforzando en conocer a mi esposa u esposo. Al contrario, es el inicio de un caminar', dijo.

'Es lo mismo en el sacramento de la comunión, es un momento de llegada, pero al mismo tiempo el comienzo de una nueva etapa. De hecho, cada vez se le menciona menos como primera comunión por inicio de una vida eucarística, y que por lo tanto conlleva a una mayor exigencia, en preparación, formación. Por lo general, un niño a los 12 años ya es más consciente de su vida y por lo tanto de su encuentro con Cristo', finalizó.