'Se mete' el éxito a la bolsa

María Fernanda de Regil Lozano mantiene vivo un proyecto surgido de su tesis universitaria, y poco a poco fortalece su iniciativa de moda responsable.

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Turmalina fabrica bolsos de mujer con materiales biodegradables. Su directora y fundadora, María Fernanda de Regil, empezó su empresa desde la escuela, con un proyecto de tesis. (César González/Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Perseverancia y paciencia son las premisas de la labor de María Fernanda de Regil Lozano, egresada de la Universidad Modelo, de la carrera de Diseño de Productos.

De un proyecto de tesis surgió no sólo una propuesta para la titulación, sino una oportunidad de negocio en el terreno de los accesorios.

De esta manera, junto con Loretta Sellers, fundó “Turmalina”, la firma de su línea de bolsas, y luego de una reestructuración y evolución de la marca, María Fernanda continuó en solitario para fortalecer su iniciativa de moda responsable, ya que sus materiales son biodegradables, durables y con diseños básicos que no van con una tendencia en específico, a fin de el cliente aproveche al máximo la prenda y no sea desechable como otros productos de baja calidad. 

¿Por qué iniciar un negocio de accesorios?

La inquietud por el tema sustentable, ecológico, la tuve desde que entré a la carrera, todo eso me inspiró mucho, compraba todos los libros sobre diseño con base en elementos reciclados, con enfoque ecológico y con vías a ser sustentable. 
Con el tiempo llegó el momento de hacer la tesis, y la hice con Loretta, mi amiga; comenzamos con una propuesta de bolsas hechas con mantas publicitarias recicladas, hicimos 20 prototipos, aprendimos mucho, nos fue tan bien que sacamos 10 en la tesis.

Tiempo después Loretta se reencontró con el proyecto cuando presentó el examen de grado, que exenté por promedio, fue entonces cuando me propuso retomarlo y le dije que seguía enamorada del plan y emprendimos el negocio.

Ambas le apostamos a la iniciativa, de manera paralela a nuestros empleos, combinando los tiempos, hasta que hubo un momento en el que mi amiga y socia emprendió otro negocio y convenimos que ella siguiera su camino y yo continuara con Turmalina. Seguimos siendo muy buenas amigas.

Cuando iniciaron, ¿De dónde provino la inversión?

Ambas teníamos trabajos, de nuestros sueldos invertimos, pero también recibimos apoyos de la familia, lo que sí teníamos claro era que no queríamos endeudarnos con el banco. Luego de la disolución de la sociedad, yo continúo con los gastos y lo que se gana se reinvierte. Actualmente, vendemos sobre pedido por internet, a través de redes sociales y la plataforma de comercio electrónico Kichink. Además, estoy en proceso de hacer un convenio con una página web de España para distribuir en su mercado. 

¿Cómo se ha fortalecido el negocio?

Gracias a que el proyecto se incubó en la Universidad Tecnológica Metropolitana, con la ayuda de los asesores; ellos nos orientaron en cuestiones administrativas y otros temas que no dominábamos. En el proceso de hacer pruebas, descubrimos que necesitábamos un cambio, detectamos que el material de las lonas publicitarias recicladas no garantizaba calidad porque se rompía al poco tiempo, entonces decidimos cambiarlo por tela de corcho, que es biodegradable, durable y estético.

¿Cuál es el valor agregado de tu propuesta?

Es una moda responsable, sabemos que la moda significa consumismo, y habría que cambiar que dar una alternativa, para no sumarse a esta tendencia desechable. Por eso las bolsas son de un material resistente, biodegradable, con modelos básicos que se pueden usar con diferentes prendas y no pasará de moda pronto. Hay mucha competencia, pero todos somos diferentes y nosotros también aportamos y enriquecemos el mercado.

Se aporta a la generación de empleo, porque se da trabajo a personas de la ciudad que se dedican a la maquila y en la empresa le pagamos 250 por ciento más que lo que les ofrece el mercado actual, porque pagamos el precio justo por su mano de obra, para poder también exigir la mejor calidad en el trabajo.

¿Ser joven cómo ha influido en tu proceso de emprendimiento?

Ha sido difícil, pero he aprendido. Muchos se quieren aprovechar de la inexperiencia que tengo en el mercado, y por otro lado, también hay gente valiosa que te aconseja. Aprendí a lidiar con proveedores que parecía que no me querían vender, me tuvieron hasta un mes dando vueltas con cotizaciones y formas de enviarme el material, porque todo es importado y otro reto fue la mano de obra, porque me he topado con poca formalidad de unos trabajadores.

¿Cuáles son los siguientes pasos para Turmalina?

Disciplinar aún todos los procesos de producción porque seguimos consolidando el equipo de mano de obra. Ampliar la distribución, porque nos han pedido en otros estados y estamos en pláticas para vender con una página de España. También en búsqueda de financiamiento para impulsar el negocio y me gustaría que fuera con algún programa de apoyo al emprendimiento, ya que dan más facilidades.

¿Qué consejo podrías compartirle a tus contemporáneos?

Que tengan perseverancia y paciencia, porque por más que se planee todo, no siempre sale como uno cree, y debemos estar preparados para resolver. Si algo sale mal, muévete, no hay que quedarse parado para no deprimirte. No puedo negar que ha habido momentos difíciles, pero lo importante es no dejarse vencer, hay que considerar todas las posibilidades.

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