Lo importante es no sentirse enfermo: joven con insuficiencia renal

Sergio Oswaldo Góngora Hernández, de 27 años, está de nuevo en lista de espera, ya que requiere de otro riñón.

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Sergio Góngora vive en casa de sus padres, quienes lo apoyan para sus cuatro diálisis, además de cuidar su alimentación y seguimiento médico. (Jorge Acosta/Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- “Lo importante es no sentirse enfermo”, expresó Sergio Oswaldo Góngora Hernández, de 27 años, quien comenzó una lucha por una calidad de vida y contra las complicaciones de la insuficiencia renal desde su primer año de edad, cuando los doctores tuvieron que extirparle el riñón derecho.

Su infancia transcurrió y a los 12 años, durante la primaria, presentó un dolor intenso y problemas en su riñón izquierdo, en ese tiempo comenzó un control total, y a los 17 años le comunicaron que requería un trasplante.

Su madre, Lourdes Hernández Perera, sin miedo dio el sí, porque sabía que era regalarle de nuevo  vida a su hijo. Juntos comenzaron el proceso hacia la cirugía esperada. Ambos, en monitoreo, y él en tratamiento durante año y medio, cumplieron con los requerimientos y fueron intervenidos. 

A los 19 años de Sergio, recibió el riñón y fue hasta después de tres años cuando pudo retomar sus tareas y ocupaciones para regresar a la escuela. Tras estudiar en prepa libre, entró a la Universidad Tecnológica Metropolitana para ser técnico Superior Universitario, y posteriormente continuó el proceso dos años más con el fin de obtener el grado de ingeniería.

Durante sus años de estudiante lidió con las implicaciones de su condición tratando de no faltar a clases, incluso asistía a pesar de tener el cuerpo inflamado y dolores intensos.

A la graduación como TSU participó con su ropa formal y sandalias, porque sus pies hinchados le impedían usar zapatos y luego de la ceremonia, mientras los compañeros se fueron a celebrar, Sergio fue a la clínica para su tratamiento.

Tener insuficiencia renal no ha truncado sus objetivos, como cualquier joven, en su vida ha sido importante el deporte, los amigos y sobre todo su familia, quienes lo inspiran a no decaer.

Su enfermedad sólo le ha provocado pausas, en las que tienen que fortalecerse para continuar. En el lapso de sus estudios universitarios, fue tanto su afán de terminar sus clases que aplazó algunos cuidados y presentó complicaciones. 

Ahora está de nuevo en la lista de espera, y requiere de otro riñón, esta vez de un donador cadavérico, en tanto retornó a las diálisis diarias, cuatro veces por jornada, chequeo médico constante y hay una posibilidad de que en unas semanas continúe el tratamiento con máquina, la cual es una vez, pero durante nueve horas por la noche, esto le permitiría terminar su servicio social y titularse.

“Lo importante es no sentirse enfermo y tener siempre objetivos”, dijo, y reveló que su sueño es crear un servicio de comidas especiales para personas con insuficiencia renal, a la cual se puedan acceder a través de una App que él mismo desarrollará; de esta manera quiere emprender un negocio. 

Por un cuarto

Sergio Góngora  vive en casa de sus padres, quienes lo apoyan para sus cuatro diálisis, además de cuidar su alimentación y seguimiento médico. 

Su familia lucha para conseguir los recursos con el fin de construir un cuarto para Sergio, para que tenga su propio espacio y allí cuente con mejores condiciones para continuar con sus tratamientos.

Sus familiares aconsejaron a la sociedad a sumarse a la cultura de donación de órganos porque se puede vivir sin problemas luego de donar y en el caso de familiares fallecidos por muerte cerebral y paro cardiaco, pueden dar consentimiento para que sus órganos den vida a otras personas.

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