Lo que empezó como tos terminó con medio pulmón fuera

Ángel llegó a expulsar, por la boca, más de medio litro de sangre.

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Yucatán comienza a destacar por el nivel médico con el que se practican las cirugías. Hay por lo menos 2 casos de operaciones que se realizaron en hospitales públicos y que sólo podían hacerse en hospitales privados. (Milenio Novedades)
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José Salazar/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Ángel Adrián, de 18 años, llegó a principios de julio al hospital ”Dr. Agustín O’Horán” con dolores, cuyo origen no podía explicar. Fue turnado al Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán (Hraepy), para una intervención de emergencia.

El joven había ingresado al Hospital O’Horán, en mal estado general: tos con sangrado, lo que se conoce como hemoptisis, que en el medio local obedece a dos causas principales: cáncer o tuberculosis, explicaron especialistas en cirugía de tórax.

Al llegar al hospital de Alta Especialidad, el médico observó en una tomografía que le habían practicado al joven en el O’Horán sobresalían múltiples lesiones, producto de una infección crónica de tipo tuberculosa.

“Después de la cirugía el muchacho pasó a terapia intensiva y luego a su habitación, a los dos días de la intervención el paciente estaba sin intubar, consciente, y partir de ese día no ha presentado episodios de tos con sangre”, relató Gary Vargas Mendoza, especialista posgraduado cirugía de tórax en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Ismael Cosío Villegas”, de la Ciudad de México.

Vargas Mendoza no lo pensó dos veces: optó por una cirugía llamada “lobectomía inferior izquierda”, es decir, se le retiró la mitad del pulmón izquierdo que se había destruido a causa de una infección, probablemente por tuberculosis.

Esta intervención no se realiza de manera frecuente, ya que los hospitales de segundo nivel de Yucatán no saben a dónde referir al paciente, pero salvó la vida del joven, oriundo de Progreso, Yucatán.

“El joven presentó una lesión pulmonar producto de una infección crónica como tuberculosis, había tenido cuadros repetitivos de neumonía, tos, expulsión de sangre en escasa cantidad, pero cuando ingresó al hospital O’Horán llegó a expulsar en un primer episodio 300 mililitros de sangre -el equivalente al contenido de una de refresco- y posteriormente 600 mililitros -es decir, más de medio litro-.

"Lo que alertó al personal que procedió a intubarlo de emergencia para controlar la vía aérea y nos lo enviaron”, explicó Vargas Mendoza.

Debido a la cantidad de sangre que expulsó el paciente puedo haber fallecido por broncoaspiración, de no habérsele sometido a tiempo a este procedimiento quirúrgico. El costo de la cirugía fue cubierto por el Seguro Popular.

En la medicina privada, el costo puede ser entre 35 mil y 120 mil pesos, dependiendo de muchas variantes, como el estado del paciente, los estudios que se le practiquen y la clínica donde se atienda.

“En el hospital contamos con un área de neumología y cirugía de tórax bien consolidada, es importante que los hospitales de segundo nivel sepan que pueden referirnos a esos pacientes. Como en todos los casos graves, el tiempo es vital para el paciente. La decisión que tomaron en el hospital O’Horán fue buena, intubaron al joven y nos lo enviaron de emergencia”, aseveró.

'Mi Ángel volvió'

Adriana Obando, madre de Angel Adrián, comentó que el calvario familiar comenzó con una tos que se le agravó al joven cuando contrajo varicela. Fue a partir de ahí cuando empezó a expulsar sangre.

Al llevarlo a una clínica particular de Progreso le sugirieron que lo trasladara al hospital “Dr. Agustín O’Horán” de Mérida, ya que, le explicaron, su hijo tenía un absceso pulmonar (pus) y en ese hospital podían resolver el problema.

“Al día siguiente me informaron que mi hijo se encontraba grave. Me dijeron que ya lo habían intubado y que lo enviarían al hospital de Alta Especialidad, para lo cual solicitaron mi autorización.

"Para mí, la vida de mi hijo es lo más importante, y por eso accedí a que lo trajeran. Agradezco al doctor Gary Vargas y a todo el personal del hospital porque Ángel está de nuevo conmigo y ya se está recuperando”, expresó la mujer.

Relató que apenas llegó su hijo al Hraepy fue ingresado al quirófano para practicarle la cirugía de emergencia. El joven quedó bajo observación durante seis días.

Al segundo día de la operación se le retiraron los tubos y respiraba por sí mismo. El joven poco a poco se ha ido integrando a su vida normal.

“Ahora se encuentra bastante bien, ya le retiraron los puntos y venimos a la consulta para su control. Es muy activo, camina, sale a comprar, me acompaña a donde voy. Entró a trabajar a una pizzería hasta que se enfermó. Pero gracias a Dios y a los médicos de este hospital, hoy está con nosotros”, mencionó. 

Yucatán, 'capital médica regional'

La de Ángel es de una de las modernas cirugías con las que Yucatán se confirma como la capital médica regional, y es que tan sólo el mes pasado se estrenaron en sus hospitales operaciones a las cuales sólo se podía acceder en clínicas particulares de renombre nacional e internacional.

Estos avances se registraron en dos de los hospitales públicos con mayor demanda, la Unidad de Medicina de Alta Especialidad (UMAE) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Hospital Regional de Alta Especialidad, donde los yucatecos ya pueden acceder a operaciones tan especializadas, que sólo se practicaban en algunas clínicas particulares de otras ciudades del país, con costos de 130 mil pesos a 200 mil pesos.

En un caso, se trata de la destrucción de tumores cancerígenos a través de microondas. El otro es el de Ángel, a quien se le extirpó la mitad del pulmón izquierdo que se había destruido a causa de una infección, probablemente por tuberculosis.

Hace dos semanas, en la Unidad de Medicina de Alta Especialidad del IMSS se realizó con éxito un procedimiento inédito hasta entonces en la Península de Yucatán: una paciente de la tercera edad fue sometida a una eliminación por calor de células cancerígenas, para destruir un tumor canceroso en su hígado. El nombre científico de esa intervención es “ablación percutánea tumoral por microondas”.

Javier Alejandro Cervera Cetina, radiólogo intervencionista con especialidad en terapia endovascular, quien junto con la oncóloga quirúrgica Norma Salazar y el médico anestesiólogo cardiovascular Rodrigo Mariscal, realizó el procedimiento, explicó el proceso de la cirugía.

“La operación consiste en colocar una antena en forma de aguja al centro del tumor del paciente, guiada a través de un método de imagen, como puede ser la tomografía o el ultrasonido. Una vez colocada la antena, se acciona una máquina que por medio de energía eléctrica convierte el extremo distal de esta aguja en calor, alcanzando temperaturas entre 60 y 130 grados para disolver el tumor”, explicó. 

Agregó que el procedimiento realizado fue mínimamente invasivo, por medio de una punción dirigida (no se hizo ninguna incisión). La paciente estuvo en todo momento bajo control del anestesiólogo.

“La ventaja que tenemos con la imagen es que se puede ver en vivo por medio del ultrasonido el avance del procedimiento. La paciente ya acudió a su cita de seguimiento con la oncóloga y se encuentra estable, sin complicaciones, no presentó dolor o fiebre”, detalló Cervera Cetina.

Indicó que la paciente continuará bajo tratamiento, ya que el tumor era de ocho centímetros y se le dan terapias conjuntas para mejorar su calidad de vida, que era muy baja. Debido al tamaño del tumor se le daba un tiempo máximo de vida de seis meses.

Explicó que debido al tamaño del tumor y el sitio donde estaba localizado, la paciente no era candidata a cirugía, pero gracias a esta intervención se redujo el tumor y continuará con sus tratamientos.

“Después de la intervención tenemos que esperar un mes para permitir que el hígado se desinflame y se pueda ver qué porción del tumor se eliminó y si queda una parte, se le puede dar segunda ablación, con la que la paciente puede curarse. Aunque de entrada ha mejorado su tiempo de supervivencia, si se le daban seis meses de vida puede vivir dos o tres años más”, expresó el intervencionista.

Este tiempo, indicó, ayudará a la oncóloga tratante a valorar si es candidata a un trasplante de hígado u ofrecerle alguna otra terapia para mantener su calidad de vida.

“Debido al tumor, una parte del hígado de la paciente ya no funcionaba, lo que le ocasionaba hipertensión portal, que no le permitía tener una buena circulación. Esto iba a comenzar con anemia y otras complicaciones que inevitablemente iban a terminar con su vida”, aseveró.

“Normalmente este tipo de tumores en seis meses duplica su tamaño, hablamos que ese tiempo de vida tenía esta paciente y por medio de este procedimiento hemos alargado ese tiempo y estamos brindándole otras terapias con el fin de lograr que el cáncer desaparezca o reciba un trasplante hepático”, apuntó. 

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